A cada tipo de arruga, una solución diferente |
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Diario Médico (María Poveda)
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Thursday, 01 de March de 2007 |
Toxina botulínica para el entrecejo, ácido hialurónico para labios y
nariz y cirugía para suavizar los pómulos y el mentón. Estas son las
soluciones contra los signos faciales del envejecimiento que proponen
los expertos.
Los nuevos materiales de relleno han revolucionado el tratamiento de
las arrugas faciales, y también de los problemas médico-quirúrgicos que
originan surcos o depresiones en la cara.
Los cirujanos
maxilofaciales han abordado la indicación de las distintas sustancias
en un Curso sobre Medicina Estética celebrado en Madrid y organizado
por la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial (Secom), que preside Miguel Burgueño. La dirección del encuentro ha corrido a cargo de José Ignacio Salmerón, del Hospital Universitario Gregorio Marañón, y Javier González Lagunas, del Hospital Universitario del Valle de Hebrón, en Barcelona.
El 'bótox', la estrella La
toxina botulínica es el "producto estrella" dentro de estos nuevos
materiales. Se comenzó a emplear hace dos décadas para solucionar
problemas oculares y neurológicos, pero en la actualidad el 50-60 por
ciento de la utilidad del bótox va a solucionar arrugas faciales. E el
tratamiento de las arrugas, el bótox estaría claramente indicado en el
tercio superior (entrecejo y frente), mientras que para la parte
inferior de la cara se opta por materiales de relleno más innovadores.
La
toxina botulínica actúa bloqueando los receptores musculares. Al
eliminar la contractura de los músculos, desaparecen las arrugas. Su
efecto dura entre cuatro y seis meses, pero la reinyección se puede
hacer cuantas veces se quiera.
No obstante, el abuso del bótox
no está exento de consecuencias, ya que va paralizando la placa del
músculo, lo que a la larga produce una atrofia muscular. En estos casos
se reduce la dosis de toxina botulínica para conseguir el mismo efecto.
La revolución Otros
productos para la reducción temporal de las arrugas son los materiales
de relleno. El último en llegar, el ácido hialurónico, es el que más ha
revolucionado el panorama. Se trata de un material reabsorbible y
biodegradable que, a diferencia del colágeno, apenas tiene
alergenicidad. Al ser reabsorbible no existe el riesgo de que sus
partículas se diseminen por el organismo, produzcan reacciones graves
por cuerpos extraños y haya que resecar tejido para eliminarlos, como
ocurre con la silicona líquida, hoy en día casi en desuso, salvo en
locales de dudosa acreditación.
La duración del efecto del ácido
hialurónico varía en función del tamaño de sus moléculas y éste se
decide valorando la profundidad de las arrugas que se pretenden tratar.
Las moléculas más densas que tratan las zonas más profundas tienen una
duración de 9 a 12 meses.
Sin embargo, la mejor solución de
otros signos faciales del envejecimiento, como problemas estructurales
del mentón o hundimiento de los pómulos, pasa por mover el hueso
quirúrgicamente. Desde hace un año el láser por radiofrecuencia busca
su espacio en este mercado. Los resultados a corto plazo son
alentadores.
El láser produce una quemadura controlada a un
determinado nivel de profundidad. Esta especie de peeling fomenta la
regeneración de todas las células cutáneas y aumenta la producción de
colágeno.
Otros elixires modernos de la eterna juventud son la
mesoterapia o inyección de vitaminas, la blefaroplastia (cirugía de los
párpados) y el lifting. Los mejores resultados con este último se
consiguen cuando se realiza alrededor de los 45 años.
Cuidado con el 'bótox' El
CDC de Atlanta ha investigado a fondo cuatro casos de botulismo en
personas que se habían inyectado toxina botulínica con fines estéticos.
Los análisis demuestran que en todos los casos se emplearon preparados
no aprobados y muy concentrados que aumentaron en 40 veces la dosis
máxima para humanos. "La toxina botulínica A que se les inyectó sólo
está aprobada para su uso en laboratorio", ha explicado Daniel Chertow,
coordinador de la investigación que se publica en el último número de
The Journal of the American Medical Association. Los pacientes
recibieron dosis 2.857 veces mayores a la que se considera letal para
humanos.
El botulismo puede ser mortal, por lo que los
investigadores advierten a médicos y pacientes de los riesgos que
entraña el uso ilegal de productos con toxina botulínica no aprobados
por las autoridades sanitarias.
(JAMA 2006; 296: 2.476-2.479).
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