Una madre costarricense ha pedido ayuda a las instituciones y al
Gobierno de ese país para poder atender a sus hijos, gemelos de 11 años
de edad, que pesan cada uno 126 y 127 kilogramos, --cuando deberían
pesar en torno a los 33 kilos--, ya que no dispone de los recursos
necesarios para someter a sus hijos a un tratamiento médico adecuado.
Los gemelos nacieron a los siete meses de gestación
y entonces su peso y tamaño era normal. Según su madre, fue a los dos
años y medio cuando los niños empezaron a experimentar problemas de
peso. El Hospital de Niños de la capital costarricense ha llevado su
control hasta ahora, aunque sin éxito.
"Me preocupa mucho su salud, por eso es que busco ayuda. No tengo
como pagarles un nutricionista ni los exámenes de endocrinología para
saber que es lo que ellos tienen. Si alguien les hace los exámenes y me
dicen que tengo dos pequeños gigantes sanos, estaría feliz, pero
realmente no creo que así sea, y ese es mi temor", comentó la madre,
Silvia Rodríguez.
Con 11 años de edad Jean Carlo pesa 127 kilos y mide 1,65 metros de estatura mientras que su hermano Jean Paul pesa 126 kilos y mide 1,70
metros. Los menores necesitan ayuda hasta para ponerse los zapatos,
según informó Rodríguez en una entrevista con el rotativo costarricense
'Diario Extra'.
La madre de los gemelos afirma que en el Hospital le aseguraron que los niños eran normales pero que tenía que ponerlos a dieta bajo control médico
y también debían realizar mayor actividad física. Ella dice que no
tiene los recursos suficientes como para costear un nutricionista o un
endocrino y que además debido a la ansiedad que padecen sus hijos, no
cree que sea solo un régimen alimenticio severo lo que estos necesitan.
"Yo trato de que ellos no coman de más, pero es muy difícil porque sufren mucha ansiedad,
si los dejo ellos se desayunan una 'baguette' cada uno, pero yo no se
lo permito, por su bien, no quiero que sigan engordando para hacerlos
famosos como la señora de Inglaterra, yo me preocupo mucho por su
salud", comentó Silvia Rodríguez.
El pasado mes un juzgado británico estuvo a punto de quitarle la custodia a una madre, ya que su hijo tenía casi 90 kilos de peso con solo ocho años de edad. La justicia de ese país decidió darle una segunda oportunidad.
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