Operarse para tener más pecho es cada vez más
frecuente entre las mujeres de todas las edades, especialmente en las
jóvenes, acomplejadas por su pequeño busto. Someterse a esta
intervención mejora la autoestima y la sexualidad de estas pacientes,
según un trabajo elaborado en Estados Unidos. En nuestro país, la operación estrella es el aumento de pecho. Unas
50.000 mujeres reciben cada año implantes mamarios por cuestiones
meramente estéticas. Complejos y problemas de autoestima son los
motivos que empujan a muchas al quirófano, aunque no se sepa hasta qué
punto esta decisión es beneficiosa.
"Muchas personas, incluidos los profesionales
sanitarios, tienen ideas negativas preconcebidas acerca de aquellos que
eligen someterse a cirugía estética, sin llegar a entender
completamente los beneficios que se derivan de estos procedimientos",
opina Cynthia Figueroa-Haas, profesora de la escuela de enfermería de
la Universidad de Florida (Estados Unidos) y autora del trabajo.
Para indagar sobre esta cuestión, Figueroa-Haas evaluó la autoestima
y sexualidad de 84 mujeres entre 21 y 57 años que habían decidido
aumentar su talla de sujetador. Las participantes no padecían ningún
problema médico que les obligara a someterse a la cirugía.
Las mediciones se realizaron con dos escalas de reconocido valor
científico, la Escala de Autoestima de Rosenberg y el Índice de Función
Sexual Femenina, y en dos ocasiones, antes de la operación y tres meses
después. Además, rellenaron un cuestionario sobre sus datos
socioeconómicos.
Tener más pecho mejoró tanto la autoestima como la sexualidad de
estas mujeres. La puntuación media sobre valoración individual pasó de
20,7 a 24,9 en la escala de 30 puntos de Rosenberg, mientras que la
función sexual ganó más de cuatro enteros (de 27,2 a 31,4) en el
índice. El deseo aumentó un 78,6% respecto a los valores iniciales, la
excitación un 81% y la satisfacción un 57%.
A pesar de los resultados, publicados en la revista 'Plastic
Surgical Nursing', la cirugía plástica no debe ser vista como la
respuesta a todos estos problemas. "Habrá pacientes que jamás estén
satisfechas con sus cuerpos sin importar la cirugía a la que se sometan
o los sentimientos que tengan de que sus vidas cambiarán tras una
operación", apunta la autora.
Figueroa-Haas sugiere que los cirujanos plásticos deben prestar
atención a las pacientes que creen que la cirugía es el medio para
acabar con la baja autoestima y la insatisfacción sexual. "Sólo en
aquellas que buscan mejoras físicas concretas, la cirugía estética
puede ser una experiencia positiva".
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