Un grupo de científicos de la Universidad
de Santiago de Compostela (USC), en la región española de Galicia
(noroeste), encontró pistas que podrían conducir al desarrollo de un
nuevo antibiótico contra la bacteria causante de la tuberculosis. El
descubrimiento, cuyos resultados ya han sido divulgados en algunas
revistas especializadas, ha sido efectuado por un equipo dirigido por
el catedrático de química orgánica de la USC, Luís Castedo, y la
profesora de química orgánica de la misma universidad, Concepción
González Bello, tras cinco años de investigación.
González Bello señaló a Efe que lo que han
logrado es "impedir el desarrollo de la bacteria" mediante un
procedimiento consistente en "añadir compuestos para confundirla" y
frenar su crecimiento.
"Ese tipo de bacterias son muy
infecciosas y tienen un mecanismo que a partir de compuestos más
sencillos preparan otros más complejos como son vitaminas o aminoácidos
a través de una serie de reacciones químicas", explicó la
investigadora, que estudió varios años su especialización en la
británica Universidad de Cambridge.
Precisó que hasta el
momento el equipo que dirige ha logrado en laboratorio "engañar" a las
bacterias causantes de la tuberculosis al introducirles una serie de
compuestos que les parecen "naturales" y los absorben.
Esos
compuestos generan una reacción que "frena el crecimiento" de la
bacteria de la tuberculosis, un principio susceptible de servir para un
nuevo medicamento antibiótico, dijo González Bello.
El
profesor Castedo precisó a Efe que su objetivo ahora consiste en
elaborar "inhibidores que sean específicos de un enzima y que permitan
crear nuevos antibióticos más selectivos y seguros" contra la
tuberculosis, una enfermedad que, según la Organización Mundial de la
Salud (OMS), todavía deja cada año dos millones de muertos en varios
países.
El equipo de investigación está todavía en una
fase de pruebas en laboratorio que podría servir para elaborar un nuevo
medicamento, algo que ya ha despertado el interés de instituciones
británicas y norteamericanas, entre ellas la Tuberculosis Antimicrobial
Acquisition and Coordinating Facility (TAACF) de Alabama (EEUU).
La
investigación mediante estudios con enzimas ha permitido "desarrollar
moléculas orgánicos con determinada estructura para que afecten a un
enzima de una cadena que necesita una bacteria para que genere ácidos
aromáticos", dijo Castedo.
Agregó que ahora el objetivo
del equipo investigador es "ver si ese inhibidor funciona a nivel
celular, ya que hasta ahora sólo se ha conseguido a nivel enzimático".
Tras
los ensayos "in vitro" para introducirlo en células en el laboratorio
de la USC, los autores del descubrimiento, que ya lo han patentado en
la UE y en Estados Unidos, esperan ofrecer sus resultados a la TAACF
para iniciar la elaboración de un antibiótico.
Luego
serían necesarios entre cinco y diez años para efectuar las pruebas en
animales y en personas antes de poner a punto el nuevo medicamento
comercial.
La tuberculosis, una enfermedad infecciosa y
contagiosa de la que hoy se celebra el Día Mundial, está causada por el
microbio Mycobacterium tuberculosis, más conocido como el bacilo de
Koch, y avanza todavía debido a que la bacteria se vuelve resistente a
múltiples fármacos.
González Bello subrayó que "descubrir
nuevas posibilidades de luchar contra la tuberculosis puede contribuir
a acabar con mayor eficacia contra esa enfermedad", debido a que la
resistencia a los fármacos de la bacteria es todavía una de las
principales causas de su propagación.
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