Uno de cada cuatro afectados por una enfermedad mental se recupera
completamente, aunque no pueden llevar una vida normal por la
discriminación social que sufren. Ésta es una de las conclusiones
extraídas de la conferencia Desafíos de la esquizofrenia con el objetivo de conseguir el bienestar completo de los pacientes, celebrada durante el XV Congreso Europeo de Psiquiatría, en Madrid.
La esquizofrenia afecta por igual a hombres y mujeres de entre 20 y
35 años de toda clase social, y reduce en quince años la esperanza de
vida, aunque “los pacientes y la propia enfermedad mental tienen un
trato discriminatorio. No hay un plan claro de actuación y los
tratamientos continúan centrándose en los síntomas en lugar de en el
paciente”, ha asegurado Kevin Jones, secretario general de la
Federación Europea de Asociaciones de Familiares de Enfermos Mentales (Eufami,
por sus siglas en inglés). Esta asociación aboga por la reinserción
social de los enfermos ya que “cinco años después del diagnóstico, sólo
el 8 por ciento de los pacientes encuentran un trabajo”. Inger
Nilsson, presidenta de Eufami, ha destacado el papel clave de las
familias durante la enfermedad: “Los pacientes pasan más tiempo con la
familia que con profesionales médicos, por lo que su apoyo es
fundamental. Se ha demostrado que cuando los padres, hermanos o incluso
los amigos se involucran en la terapia, el paciente mejora más rápido”.
Nilsson ha demandado “una aproximación holística que desarrolle
programas sociales y respete los derechos de los pacientes”. Los mismos objetivos comparte la Confederación Española de Agrupaciones de Familias y Enfermos Mentales (Feafes).
Su portavoz, María Jesús San Pío, ha subrayado que “los esquizofrénicos
se sienten a menudo discriminados debido a los estigmas, prejuicios
sociales y a la imagen que presentan los medios de comunicación”.
Además, ha añadido que “estos factores son responsables de elevar el
riesgo de suicidio en este sector de la población”. Tratamiento individualizado San
Pío ha argumentado que actividades socioeducativas e iniciativas que
incrementen la participación de los parientes en la recuperación pueden
ayudar a la reducción de los síntomas esquizofrénicos. Asimismo,
Philip Gorwood, del Hospital Louis Mourier, de París, en Francia, ha
enfatizado la importancia del diagnóstico precoz y de un tratamiento
individualizado equilibrando la eficacia y reduciendo en la medida de
lo posible los efectos secundarios. “Una intervención temprana y
efectiva es esencial para ralentizar la progresión de la enfermedad”,
ha añadido.
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