Desde hace 40 años las
principales enfermedades cardiovasculares (ECV) del adulto son la primera causa
de muerte en hombres así como en mujeres. La mortalidad por estas causas
comienza a presentarse a partir de los 45 años en el hombre y 55 años en la
mujer. De acuerdo a los últimos datos estadísticos de 2003, fallecieron por
estas causas 10.759 personas: 5.164 hombres y 5.595 mujeres.
Las principales
ECV del adulto son: enfermedad isquémica del corazón (incluye el infarto de
miocardio), enfermedad cerebrovascular y enfermedad hipertensiva. La tasa de
mortalidad en 2003 por estas causas fue de 318 por 100.000 habitantes.
Del total de muertes por ECV, el
89% corresponden al grupo de 60 años y más. Las enfermedades cerebrovasculares
e isquémicas aportan en conjunto el 63% de estas muertes.
Estas enfermedades no sólo
importan por la mortalidad que causan sino que producen discapacidades y
muertes prematuras. Si observamos los años de vida ajustados por discapacidad
(AVAD) vemos que representan el 28.7% del total de la carga global de la
enfermedad en el Uruguay. Para el año 2002, estudiado por la Comisión Honoraria
para la Salud
Cardiovascular - Ley 16.626 (CHSCV), las ECV fueron causa de
muertes prematuras en un equivalente a 41.896 años de vida potencialmente
perdidos (AVPP), sin diferencia significativa entre los sexos.
En los últimos años algunos
estudios han demostrado la reversibilidad de la aterosclerosis coronaria y los
efectos favorables, tanto en términos de índice de mortalidad coronaria o por
cualquier causa, a partir de los cambios favorables en el perfil de los
principales factores de riesgo (1, 2, 3, 4). La intervención sobre los factores
de riesgo, tanto farmacológica como a través de cambios en la forma de vida,
tiene valor para la prevención primaria y secundaria de la enfermedad coronaria
(EC).
En estudios en los que se ha
observado la manera de actuar de los médicos se ha visto que el cumplimiento de
directivas para la modificación de los factores de riesgo (FR) está muy por
debajo de los objetivos expuestos por el Grupo de expertos (5, 6, 7, 8), incluso se ha observado dicho comportamiento
en cardiólogos (9, 10). Se han observado obstáculos del paciente para el cambio
del médico y de orden general.
Muchos pacientes logran los
cambios recomendados, otros muchos no hacen ningún cambio o si lo hacen les
cuesta mantener la nueva forma de vida ¿por qué resulta difícil cambiar los
factores de riesgo?.
Se han mencionado cuatro teorías
en el ámbito conceptual del cambio de comportamiento: la teoría de información
al consumidor (11, 12, 13,14) la teoría del aprendizaje social (15), el modelo
de creencia en la salud (16, 17) y el modelo de cambios por estadios (18).
El ambiente social, los amigos,
la familia, los compañeros de trabajo pueden ayudar. Puede obtener ayuda y
apoyo de un grupo de personas conscientes de la importancia de la salud, o por
el contrario puede resultar perjudicial si este grupo tiene comportamientos
inadecuados.
Una de las paradojas de la
atención sanitaria es que la mayor parte de los médicos tiene la impresión de
que sus pacientes no van a cambiar, o es sumamente difícil el cambio, sin
embargo, a título de ejemplo, son muchos millones de personas las que han
dejado de fumar en forma permanente (19) así como han observado cambios con otros
FR. Cualquier nuevo concepto sigue la
vía que va de la innovación de difusión y después a la adopción.
Orlandi (20) ha descrito el
proceso por el cual los médicos adoptan un cambio de comportamiento en su
clínica.
Son numerosos los obstáculos para
una actuación adecuada del médico para facilitar al paciente el cambio de
actitud y comportamiento frente a los FR: dudas con respecto a que la atención
preventiva sea competencia del médico; poco tiempo para actuar en la consulta;
pensar que su actuación no es eficaz, creencia de que el paciente no necesita
al médico para lograr el cambio; creencia de que el paciente no agradece estas
intervenciones y no van a seguir las recomendaciones, entrenamiento inadecuado
en métodos de actuación sobre el comportamiento; conocimiento insuficiente
sobre epidemiología de EC; recomendaciones, controversias y dudas persistentes
sobre la eficacia de las intervenciones; baja remuneración para el cumplimiento
de tareas en promoción de salud y prevención de la enfermedad.
Muchos piensan que los médicos
deberían restringir sus actividades al tratamiento y dejar la prevención a
otros. Sin embargo hay razones por las que éste no es un pensamiento juicioso.
Los pacientes consideran al médico como la fuente más fiable de información y
consejo sobre la salud (21, 22). La consulta es un momento de gran oportunidad.
La gente piensa más seriamente en su salud cuando está en la consulta del
médico.
En un estudio nacional realizado
en EE.UU. durante el año 2000 sobre entrevistas sanitarias, muestra que los
médicos vieron al 83,4% de toda la población (23).
Los médicos, acostumbrados a
tratar de forma vigorosa las enfermedades, incluso cuando la probabilidad de
éxito es escasa, parecen aplicar un sistema diferente a los cuidados vinculados
a la prevención.
Veamos cual podría ser el impacto
de los cuidados preventivos: si sólo del 10% de sus pacientes dejara de fumar o
adoptara una dieta baja en grasas, incrementara la actividad física tras unas
charlas de pocos minutos, de carácter orientador y reiterado, se podría
alcanzar metas significativas. Por
ejemplo, una reducción del 10% del nivel de colesterol en sangre, puede parecer
poca cosa, pero esa escasa reducción se asocia con un 20% menos de riesgo en
estas enfermedades que matan a más de 10.000 uruguayos al año podría significar
más de 2000 vidas salvadas, algo que no puede considerarse un resultado trivial
(24).
Los médicos de familia y los
internistas son más receptivos que los cardiólogos para seguir cursos de
asesoramiento y prevención. Los
cardiólogos deben tomar un papel activo en aspectos preventivos, de lo
contrario corren el riesgo de ser marginados en un mundo cada vez más orientado
hacia servicios previstos para hacer que la gente se mantenga sana y lo más
lejos posible del hospital.
Un aprendizaje adecuado y la
puesta en marcha de infraestructura de apoyo pueden superar obstáculos para la
puesta en marcha de servicios preventivos.
Las prioridades institucionales deben adecuarse para apoyar esos
esfuerzos. Tomar conductas preventivas
afortunadamente puede ser tan gratificante e interesante como realizar una
intervención arriesgada que, aunque valiosa y agradecida, se realiza en un
momento tardío del curso clínico lo que podría haberse evitado si se hubiera
puesto más atención a la modificación del FR.
Tanto el público como las
instituciones se están implicando cada vez más con métodos preventivos lo que
facilita su aplicación, ello puede ser observado en la literatura internacional
(25, 26, 27, 28,29).
Levine (30) ha sugerido el
siguiente método para conseguir que el paciente acepte el tratamiento médico o
siga las recomendaciones para corregir los FR:
1.- Asegurarse de que el paciente
comprenda y acepte el tratamiento.
2.- Establecer objetivos
específicos de comportamiento y un tiempo para conseguirlos.
3.- Dar por escrito el
tratamiento y las recomendaciones específicas.
4.- Prever y tratar
preocupaciones y malentendidos habituales.
5.- Preparar un tratamiento
ajustado a las circunstancias diarias del paciente y conseguir comprensión y
ayuda por parte de la familia o los compañeros, de ser posible.
6.- Enseñar al paciente medidas
de autocontrol para conseguir una retroalimentación de los resultados.
7.- Revisar los resultados y
reforzar un comportamiento positivo en las visitas posteriores.
8.- Enviar a programas especiales
a algunos pacientes que lo necesiten.
9.- El establecimiento de un
programa organizado como éste por los médicos que se ocupan del paciente
ambulatorio puede ayudar mucho a que éste acepte y siga las terapias
preventivas.
Los obstáculos que limitan la
implicación del médico en la atención preventiva son en buena parte la falta de
preparación y capacidad para poner en marcha métodos de reducción de los FR
(31, 32)
Interrogar sobre antecedentes
familiares del paciente es siempre importante. Permite la identificación de
miembros de la familia con alto riesgo de padecer prematuramente eventos
cardiovasculares importantes, incluso la muerte.
Dichos antecedentes son la primer
aproximación clínica para la identificación del componente genético heredable.
Cuanto más miembros de la familia
estén afectados y cuanto más cercana sea la relación familiar y si además el
evento clínico o paraclínico es prematuro, tanto más predictiva será la
información.
Todo ello lo podemos averiguar en
pocos minutos desde el consultorio.
Para la categorización del riesgo
familiar, consultar tablas publicadas (33,34)
Resumen
Dada la magnitud de las
enfermedades cardiovasculares y a la posibilidad que ofrece la prevención,
evaluada en datos científicos sólidos y en numerosas pruebas obtenidas en
estudios clínicos aleatorios y muchos otros. Para lograr el éxito debemos
contar con los recursos económicos y con el apoyo suficiente para que médicos,
personal sanitario y otros consigan el objetivo necesario. Los mencionados apoyos redundarán en la
disminución de los costos que generan estas enfermedades. Cumple un rol importante los programas de
enseñanza de técnicas preventivas para vencer muchos obstáculos para la
ejecución de servicios preventivos con participación activa del personal
médico, incluido el cardiólogo y otras especialidades.
Procurar que las acciones
preventivas no lleguen tardíamente.
Especial énfasis queremos hacer
en la importancia de la promoción de la salud, la que es muy costo-eficaz y le
imprime velocidad en las acciones que realizamos.
Todo ello debe ser visto con el
debido grado de urgencia que estos problemas requieren.
No nos olvidemos que el tiempo no
se detiene, es finito, a pesar del desarrollo y características de estas
enfermedades que comienzan en la infancia, se desarrollan durante la juventud y
matan, discapacitan y generan un altísimo costo económico durante la adultez.
Actuemos rápidamente sobre
generaciones específicas, sin demora, pues de lo contrario perderemos la
oportunidad de actuar sobre la misma y tendremos que esperar nuevamente un
nacimiento generacional.
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Dr.
Ricardo Bachmann Médico cardiólogo. Coordinador de Programas y
Proyectos de la
Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular Otros artículos publicados en Diario Salud.net del Dr.
Ricardo Bachmann
Algunos aspectos sobre la obesidad y riesgo cardiovascular
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