Es sabido que ciertos tumores hacen gala de estrategias para burlar las
defensas del organismo. Ahora, un equipo de investigadores argentinos
aporta un nuevo dato: si se bloquea en un melanoma una sustancia que
estimula la formación de nuevos vasos sanguíneos que abastecen al
tumor, éste no crece. Los resultados, probados en ratones, se publican
en la prestigiosa revista Journal of Investigative Dermatology .
"Sabíamos que las células del melanoma producen una proteína, una
citoquina, que tiene la particularidad de atraer hacia el tumor a los
macrófagos, que son células del sistema inmune", relata la doctora Rosa
Wainstok, profesora en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de
la UBA e investigadora del Conicet. La citoquina en cuestión se conoce
como MCP1, según sus siglas en inglés.
En tejidos normales, esta quimioquina se expresa sólo en
situaciones de inflamación aguda y luego desaparece. En cambio, en la
mayoría de los melanomas humanos se expresa en forma constitutiva, y su
efecto es atraer a los macrófagos al sitio del tumor. Una vez allí,
esos macrófagos son "adoctrinados" por las células tumorales para que
liberen sustancias que favorecen la producción de nuevos vasos
sanguíneos (angiogénesis), encargados de abastecer de oxígeno y
nutrientes al tumor. Sin esos víveres, éste no puede desarrollarse.
Los investigadores, en un estudio previo, habían analizado 50
biopsias de melanomas metastásicos humanos y habían observado que todos
expresaban la quimioquina. Ante estos resultados, se preguntaron qué
pasaría si bloqueaban la producción de MCP1 o si disminuían la llegada
de los macrófagos al tumor. Para averiguarlo, inyectaron células de
melanoma humano en ratones inmunodeficientes -carecen de la glándula
del timo, y se los conoce como nude
-. Estos animales desarrollaron el tumor humano. El paso siguiente
consistió en estudiar las diferencias entre los tumores que expresaban
la quimioquina MCP1 y aquéllos que no la expresaban.
Un avance significativo
"Nuestro
objetivo era determinar si MCP1 beneficiaba el desarrollo del tumor o
impedía su crecimiento", acota la doctora Silvina Gazzaniga, primera
autora del trabajo mencionado y docente del Departamento de Química
Biológica de la FCEyN. En el estudio participaron también el doctor
José Mordoh, investigador del Conicet y del Instituto Leloir, y la
doctora Inés Bravo, jefa de Patología Molecular del Hospital Eva Perón.
Los investigadores utilizaron una línea de células tumorales
que no expresaban MCP1 y las transformaron, mediante ingeniería
genética, para que expresaran la quimioquina. "Cuando estas células
expresaban MCP1, el tumor crecía mucho más", afirma Wainstok.
Luego inyectaron en algunos animales determinadas drogas para
reducir o eliminar MCP1, y, en otros, fármacos para disminuir la
población de macrófagos. "En ambos casos, el tumor creció en menor
medida", confirma Gazzaniga.
Lo importante fue que los tumores que expresaban MCP1 estaban
más vascularizados y crecían mucho más que aquellos que no expresaban
esa sustancia. "Así pudimos determinar que esta quimioquina producida
por las células tumorales atrae macrófagos y los induce a producir
sustancias que favorecen el desarrollo del tumor", señala Gazzaniga.
Por eso cuando se dan reactivos para disminuir MCP1, crecen menos, y lo
mismo sucede cuando se inyectan drogas para disminuir los macrófagos.
¿Esto indica que, en unos años, se podrá disponer de una
terapia contra el melanoma? Al respecto, los investigadores expresan
reservas: "Ningún tratamiento por sí solo es efectivo. Lo que se piensa
es que habría que combinar distintas terapias para lograr un resultado
satisfactorio", asegura Wainstok.
"La idea es atacar la enfermedad desde diferentes flancos,
porque los tumores tienen varias estrategias para evadir los ataques",
concluye Gazzaniga. La doctora Juliana Forster Fernández, médica de
planta de la Sección Oncología Dermatológica del Hospital de Clínicas,
afirma: "Este estudio representa, sin duda, un avance significativo,
porque permite encarar nuevas formas de atacar el melanoma y otros
tumores". Y agrega: "Si esto pudiera aplicarse en humanos, tendría
mucha menor toxicidad que la inmunoterapia y quimioterapia actuales,
que, además, no han demostrado una gran eficacia contra el melanoma".
El Registro Argentino de Melanoma Cutáneo (RAMC), programa
conjunto de la Sociedad Argentina de Dermatología y la Fundación del
Cáncer de Piel, registró, desde el 1° de enero de 2002 hasta julio de
2006, un total de 1460 casos. "Estos y otros avances en el estudio del
melanoma permiten tener fundadas esperanzas en lograr mejores
resultados terapéuticos en casos de melanomas avanzados", señala el
profesor Fernando Stengel, jefe del Servicio de Dermatología del Cemic.
Centro de Divulgación Científica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA
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