"Lo que más me preocupa es la próxima generación, porque los
especialistas pronostican que, como consecuencia de los equipos de MP3,
las discotecas en las que se escucha música a 100 decibeles y los conciertos de rock, el número de personas con problemas auditivos se
duplicará en 15 o 20 años."
Nick Laperle, graduado de abogado, pero a los 38 años presidente de la
empresa Sonomax, no quiere parecer un profeta de la sordera, sino
difundir un logro que lo enorgullece: después de siete años de
investigación, su compañía, con sede en la ciudad de Montreal, Canadá,
desarrolló una notable tecnología que permite hacer audífonos a
medida... en tres minutos.
"Nuestra principal actividad es evitar la pérdida de la
audición -afirma, durante una visita a Buenos Aires para presentarlos-.
Y la mayor prevalencia de este problema se da en el mundo industrial.
Pero nuestro dispositivo es muy «inteligente» y puede adaptarse a todo
tipo de funciones que tengan que ver con el oído."
Según explica, la clave está en poder reproducir exactamente
la forma del conducto auditivo, una meta elusiva. "Cuando en los años
ochenta desarrollaron el audífono para los walkman,
estudiaron alrededor de un millón de orejas, y sólo alcanzaron una
similitud del 18% -dice-, porque las orejas son muy distintas. Por eso,
el único producto que actualmente está hecho a medida es el audífono
[para hipoacúsicos]. Y aunque en el mundo hay 560 millones de personas
que no pueden oír, el año pasado se vendieron sólo 6 millones de
audífonos. Es que son muy caros y difíciles de hacer."
El proceso desarrollado por el equipo canadiense, que incluyó
otólogos, químicos, físicos y artesanos, consiste en inyectar silicona
líquida dentro de una membrana sin costuras, también de silicona de uso
médico. Ambos materiales se funden y tres minutos más tarde toman la
forma exacta del canal auditivo.
A partir de este hallazgo, que puede aplicarse directamente
para audífonos de protección contra ruidos fuertes (por ejemplo, para
trabajadores de la construcción, de pavimentación, etcétera), los
investigadores canadienses decidieron multiplicar los usos posibles:
"Podemos sacar la parte interior y poner allí toda la electrónica
necesaria -dice Laperle-, por ejemplo para hablar por teléfono
inalámbrico. Y en minutos tiene un audífono hecho a medida".
Los dispositivos, que pueden probarse con un software
especial, están garantizados por tres años (porque las orejas y el
canal auditivo van cambiando). Fueron subsidiados por las autoridades
sanitarias canadienses y aprobados por Health Canada, la FDA y las
autoridades regulatorias europeas. En la Argentina, la licencia de esta
tecnología está en manos de MSA de Argentina SA.
"Lo mejor de esto -afirma Laperle- es que está hecho de un
material suave, de modo que es más confortable. Además, se fabrica
fácilmente. Se puede hacer en el consultorio del médico o en un negocio
de venta de aparatos de música..."
Y concluye: "Queremos poner el sentido de la audición en el
mapa, como la visión: que la gente piense sobre los oídos, los proteja.
Ese es nuestro mensaje. Al disponer de un audífono confortable y que
encaja perfectamente, las personas van a bajar el volumen de la música
que escuchan".
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