Amy Karch, profesora
clínica adjunta de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Rochester, ha
descrito el caso de un hombre procedente de una zona de clima frío que, al
llegar el invierno, se trasladó a Florida, y allí comenzó a beber de dos a tres
vasos de jugo de pomelo diarios. El hombre acabó enfermando de gravedad como
resultado de una interacción entre el zumo de pomelo y su medicación para el
colesterol.
El informe de Karch, titulado "El desafío del pomelo: el jugo inhibe una enzima
crucial, con consecuencias posiblemente fatales", está causando la lógica alarma
social. Aunque no presenta un tema nuevo. Las interacciones entre el jugo de
pomelo y los medicamentos han sido reconocidas extensamente. Hace un año, el
Medical Letter on Drugs and Therapeutics dedicó una edición entera al jugo de
pomelo y su peligrosa interacción con fármacos. La FDA (la agencia
estadounidense encargada de las regulaciones sobre alimentos y medicamentos)
requiere que en todos los nuevos fármacos susceptibles de interacciones con el
zumo de pomelo, se estudien dichos efectos. También se incluye una advertencia
en el "Food-Drug Interactions". Sin embargo, Karch afirma que muchos
profesionales del área de la salud y los pacientes saben poco acerca de este
riesgo.
El problema de esta interacción puede ser peligroso para la vida.
El paciente descrito en el artículo de Karch tenía colesterol alto y otros
factores de riesgo cardíaco. Su doctor le había recetado atorvastatina
(Lipitor), una dieta adecuada y ejercicio. Dos meses después de irse a Florida,
sintió repentinamente dolor muscular, fatiga y fiebre, fue hospitalizado con
urgencia, sufrió un fallo renal y finalmente murió.
El único cambio
principal en la forma de vida de esta persona había sido que, al llegar a
Florida, comenzó a recoger pomelos de un árbol del patio y a beber dos o tres
vasos de jugo fresco diarios.
Karch, experta en interacciones entre
fármacos, explica en su informe que el jugo del pomelo es uno de los alimentos
que más problemas causa con medicamentos. La enzima del citocromo P-450 3A4
metaboliza el jugo del pomelo en los componentes útiles para el cuerpo, así como
lo hace con docenas de medicamentos. Cuando el sistema se sobrecarga, el jugo de
pomelo puede "empantanarlo", manteniendo el hígado ocupado y bloqueándolo para
procesar otras sustancias.
Los medicamentos que utilizan el mismo camino
e interactúan con el jugo de pomelo se corresponden con los problemas de salud
más comunes. La lista incluye más de 50 fármacos, entre ellos tratamientos para
el colesterol alto, depresión, hipertensión, cáncer, dolor, impotencia, y
alergias.
Karch señala que las interacciones con el jugo de pomelo son
bien conocidas entre los investigadores, y que éstas se indican de manera
apropiada en los medicamentos prescritos. Sin embargo, muchos pacientes,
enfermeras y doctores no están enterados de las interacciones o las potenciales
consecuencias serias, y mucha gente ni siquiera lee los prospectos de las
medicinas que va a tomar.
Las consecuencias de una interacción dependen
del fármaco implicado. Si es un antidepresivo puede generar en el paciente un
exceso o un déficit de energía, dependiendo de la medicación específica. Un
antibiótico puede terminar provocando una diarrea o alargando la enfermedad al
no poder combatirla con la debida eficacia. Un paciente cardíaco puede no
conseguir bajar su presión arterial como sí lograría si el medicamento que
consume no se viera entorpecido, o su ritmo cardíaco puede llegar a ser
irregular si un antiarrítmico no puede actuar. Y también podría afectar a la
eficacia de la medicación hormonal de reemplazo en la mujer.
Los efectos
más severos ocurren, probablemente, con algunas medicaciones que bajan el
colesterol. Mientras que el hígado dedica sus recursos al zumo de pomelo, la
medicación podría aumentar hasta niveles peligrosos, causando debilidad de los
músculos del cuerpo e incluso fallo renal, probablemente la cadena de efectos
que sufrió el paciente presentado en el artículo.
Para prevenir tales
problemas, los doctores y enfermeras deben decir a sus pacientes cada vez: "lea
el prospecto del medicamento cuidadosamente". Si una interacción con el jugo del
pomelo es posible, el paciente debe dejar de beberlo hasta que su doctor le
asegure que no hay inconveniente. En algunos casos se puede cambiar a una
medicación distinta que no presente el riesgo de interacción con el zumo de
pomelo. En otros casos, a la fuerza el paciente tiene que dejar de beber el
jugo.
El informe de Karch ha aparecido en una sección que la publicación
dedica a "errores de la práctica". El año pasado también divulgó que las
enfermeras habían descubierto que en algunos tipos de parches para la piel se
podía prender fuego cuando los pacientes recibían exploraciones de MRI.
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