La Clínica Dr. Alberto Elbaum obtuvo el certificado de sistema de gestión de calidad según la Norma ISO 9001:2000 que fue otorgado por el Instituto Uruguayo de Normas Técnicas (Unit). El director de la clínica, Alberto Elbaum, explicó que la iniciativa de implantar un sistema de calidad evaluado y reconocido por un organismo externo, es una manera de demostrar confianza a sus clientes porque ayuda a mantener un alto nivel en aspectos médicos, técnicos y en el cuidado de los pacientes. La institución fue fundada a mediados de 1987 con el nombre Clínica Cormillot para tratar exclusivamente trastornos de alimentación. Tres años después cambió su nombre y, acompañando el avance tecnológico de la última década, incorporó nuevos departamentos bien identificados para tratar distintas patologías.

—¿A qué se dedica la clínica Elbaum?

En una primera etapa esta clinica se dedicó exclusivamente a tratamientos de trastornos de alimentacion, adelgazamiento, bulimia y anorexia.

A partir de los años 90 se incorporaron otros departamentos como estética corporal, estética facial, láser, terapias alternativas y actividad física. Hoy en día en la clínica se tratan variadas enfermedades y un sinnúmero de entidades estéticas que los pacientes quieren mejorar. Creo que es la única clínica en el país con una diversidad de departamentos bien identificados y equipamiento tecnológico acorde.

—¿Cuándo decidieron implantar un sistema de calidad?

Entre los años 2003 y 2004 comenzamos a trabajar firmemente en este proyecto. Durante 2005 trabajamos fuerte para obtener la certificación con el apoyo de una empresa que asesora en gestión de calidad, entrena el personal, enseña a sistematizar todos los sistemas con los cuales nosotros trabajamos. Luego, personal de Unit trabajó durante un tiempo con nosotros evaluando nuestro trabajo, y a fin de año logramos la certificación de calidad.

—¿Qué significa este certificado para la clínica?

Para nosotros, la forma de dar tranquilidad a nuestros pacientes es mostrarles que nuestro sistema de gestión está avalado por un organismo con normas internacionales como es Unit que aseguran que el paciente puede estar tranquilo, porque tanto los profesionales como los tratamientos que hacemos están evaluados por normas internacionales y son correctos.

—El año pasado hubo varias denuncias a clínicas de estética.

Sí. A mediados del año 2005 se denunciaron clínicas en un programa de televisión lo que asustó mucho al público, y de alguna manera todos caemos en la misma bolsa porque la gente no diferencia bien quién es uno y quién es otro. Nosotros queremos darles tranquilidad porque hace 20 años que estamos trabajando y hemos tratado a más de 15 mil pacientes.

—¿Ha variado el perfil de los pacientes desde que se abrió la clinica a la actualidad?

Sí. Por ejemplo, en niños. Hasta el año 87 u 88 cuando indicábamos a niños y adolescentes análisis de sangre y aparecía colesterol, ácido úrico elevado o hipertensión, uno quedaba muy sorprendido. Ya en 1993 y 1994 en el mundo se empezó a trabajar sobre el trastorno y el tratamiento a niños y adolescente.

—¿Y en la parte de estética?

En los años 87, 88 hasta el 89 un médico que tratara celulitis se lo calificaba de "chanta". Habia uno o dos médicos "chantas" que trataban celulitis. Era como un deshonor ser médico y tratar celulitis. Hoy en día todos los médicos en este país saben lo que es la celulitis y llevan a sus mujeres a tratarlas.

—Hoy la estética es muy valorada.

Si. Tener una clínica de estética en el año 87 no era muy conocido y tampoco estaba bien visto.

Hoy en el mundo hay una corriente de la estética que no se puede parar. No tenemos que ir muy lejos. Cruzamos y están las mujeres argentinas que van todas al gimnasio y hacen tratamiento para la celulitis durante todo el año.

—¿Las uruguayas se cuidan más que antes?

Lentamente están cambiando el rollo. Ya no se ven mujeres con lagañas en las paradas de los ómnibus a las 7 de la mañana. Se ven más mujeres arregladas, maquilladas. La mujer uruguaya se está empezando a cuidar más. Se entendió que no es un tema de frivolidad sino de verse y sentirse bien.

—¿Y el hombre uruguayo?

El uruguayo también se empezó a cuidar. Cuando empezamos en el año 87 era muy reducido el grupo de gente que se cuidaba. Lo hacían muy a escondidas para que nadie los viera. Hoy, aunque sean personas muy conocidas, entran por la puerta de la calle Sarmiento sin ningún problema porque ya no sienten vergüenza.