¿Son más listos los cerebros más grandes? |
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SoloCiencia.com
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miércoles, 16 de mayo de 2007 |
(NC&T) Los cerebros más grandes no fueron generalmente más listos, se encarga
de recordarnos el neurobiólogo William H. Calvin, quien ha expuesto sus ideas al
respecto en una asamblea de la Asociación Americana para el Avance de la
Ciencia, celebrada recientemente en Washington, D.C.
Gracias a los arqueólogos, sabemos que nuestros antepasados experimentaron dos
períodos, cada uno de más de un millón de años, en los que las técnicas de
fabricación de herramientas no mejoraron gradualmente, a pesar de un
considerable incremento paulatino en el tamaño del cerebro.
La ventaja de
un cerebro más grande sería un mayor espacio para elaborar palabras en frases
cortas, algo necesario para el trabajo en equipo a fin de determinar quién hará
qué.
Sin embargo, aún en estas circunstancias, no se produjo un
incremento del ingenio en general, demostrado en las técnicas de fabricación de
herramientas. Peor aún para la hipótesis de "más grande es más listo y mejor",
está el hecho de que los Homo sapiens que andaban por África hace unos 200.000
años con un cerebro del tamaño del nuestro, pasaron con unas pocas excepciones
los siguientes 150.000 años haciendo las mismas cosas que ya hacían antes, sin
progresar.
El concepto de "más grande es mejor" puede ser verdad para
algunos aspectos, como los que se benefician de las ventajas asociadas al
protolenguaje, el trabajo compartido o el lanzar un objeto con buena puntería.
Sin embargo, durante períodos largos en la evolución humana, la inteligencia
general no mejoró mucho. No obstante, cuando finalmente lo hizo, los resultados
fueron espectaculares. Retrocediendo de 75.000 a 50.000 años atrás, en África
encontramos una ráfaga de creatividad. Las gargantillas y los pendientes
aparecen primero, luego figurillas, y hace 35.000 años, pinturas en paredes de
cuevas europeas, efectuadas con perspectiva.
Aquellos humanos desarrollaron las funciones
intelectuales superiores, como la sintaxis, que hace posible la elaboración de
frases largas; la planificación multietapa, cadenas de lógica, juegos con reglas
arbitrarias, y la afición por descubrir pautas escondidas.
La búsqueda de
la lógica de las cosas se ve en la fabricación de rompecabezas o crucigramas, en
hacer ciencia, y en gastar una broma, ilustra Calvin. "Es probable que todos
ellos compartieran alguna maquinaria neural para la manipulación de estructuras
y el juicio coherente. La mejora de uno por selección natural, permitiría
mejorar también a los demás". Esas funciones fueron realmente nuevos usos de
viejas cosas, probablemente los mecanismos del cerebro para la estructuración de
movimientos. La dificultad vino en controlar la calidad de los nuevos
comportamientos.
Es esa combinación de pensamiento estructurado y la
mejora de su calidad lo que, según Calvin, condujo a los niveles humanos de
conciencia contemplativa.
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