En su trabajo, farmacéuticos, químicos e
investigadores en cosmética realizan ensayos con decenas de moléculas
de referencia que van desde muy irritantes a nada irritantes para la
piel. Tradicionalmente, la mayoría de ellos se hacía en animales, pero
las autoridades sanitarias europeas acaban de validar un modelo que,
por sus semejanzas con la piel natural, permitirá preservar a los
conejillos de Indias.
"Cinco diferentes laboratorios públicos y
privados juzgaron que la similitud entre nuestra piel cultivada y la
natural es del 98% -explica la doctora Patricia Pineau, de los
laboratorios de investigación de L Oréal-. Esto permitió su aprobación
por el Centro Europeo para la Validación de Métodos Alternativos, un
proceso que llevó ocho años."
La piel es el órgano más
extenso del cuerpo humano. Estirada, puede abarcar alrededor de dos
metros cuadrados y tiene un espesor de entre 0,5 y 4 mm, según las
zonas. Claro que reproducir sus diferentes capas no fue sencillo: el
logro es la culminación de más de dos décadas de trabajo.
En
los años ochenta, los investigadores de la empresa francesa de
cosmetología comenzaron tratando de cultivar la epidermis (la capa más
superficial de la piel), pero dotándola de los tonos predominantes en
las distintas regiones del planeta. Esto no había inquietado a los
especialistas que trabajaban en injertos dermatológicos, preocupados
fundamentalmente por cultivar queratinocitos (el tipo de células que
conforman el 80% de la epidermis, fundamentales para cubrir heridas o
quemaduras), independientemente del color del tejido resultante.
"Así, pudimos poner un melanocito [célula que produce melanina, el
pigmento que da color a la piel, los ojos y el pelo] por cada 40
queratinocitos -detalla Pineau-. Obtuvimos una epidermis, pero
pigmentada como la original."
Al principio, esos
queratinocitos se cultivaban sobre un biomaterial (un compuesto
inerte), pero pronto uno de los investigadores que trabajaban en el
proyecto propuso agregarle a esa epidermis una matriz de colágeno.
"Esto permitió desarrollar un gel muy parecido a la dermis -explica
Pineau-. Se lo llamó «equivalente de la dermis», y contenía las células
más importantes de esta capa, que son los fibroblastos [cruciales en la
reparación de heridas]."
Una compleja maquinaria
"Mientras tanto -continúa Pineau-, otro equipo intentaba introducir en
esa piel las células de Langerhans, encargadas de la función
inmunitaria, que sin embargo son muy difíciles de aislar y cultivar.
Supimos que un equipo de la ciudad de Lyon había encontrado precursores
de estas estructuras en el cordón umbilical, de modo que los
introdujimos en la piel cultivada para ver si reconocían dónde estaban
y creaban células de Langerhans maduras. Esto se publicó en el Journal of Investigative Dermatology."
A estas alturas, los científicos ya habían obtenido una epidermis
pigmentada, dotada de defensas inmunológicas y dispuesta sobre una capa
de dermis con colágeno. "Teníamos casi toda la maquinaria", subraya
Pineau.
La presión que se daba en Europa para que se dejaran
de lado los estudios sobre animales aceleró la búsqueda de un modelo
alternativo. Pero había que demostrar su utilidad a través de ensayos
industriales reproducibles.
"Así lo hicimos y hoy ya somos
capaces de producir mucosa de la córnea, de las encías, de la nariz, de
los pulmones... La idea es tratar de cultivar todos los tejidos con los
cuales pueden estar en contacto los productos cosméticos: la boca, la
nariz, los pulmones. Y además de irritación, tenemos protocolos
desarrollados para corrosión, fotoirritación y genotoxicidad."
¿Podría esta misma piel reconstituida utilizarse en seres humanos?
Para el doctor Fortunato Benaím, director del Centro de Excelencia para
la Asistencia de Quemaduras, actualmente se realizan injertos autólogos
(del propio paciente), que tienen todas las estructuras de la piel. Si
no es posible, se cultivan por separado la epidermis y la dermis. "No
es que actualmente no tengamos recursos para que el injerto tenga el
mismo color que la piel natural -afirma-: cultivamos por un lado la
epidermis y por otro, los queratinocitos. Claro que si pudiéramos
obtenerlos juntos, sería mejor."
"Sin embargo -agrega-,
habría que ver cómo funciona esta piel cultivada, porque incluso la del
mismo paciente puede repigmentarse [hacerse más oscura]. Otro tema por
estudiar sería el de las células de Langerhans, que al ser las
encargadas de la inmunidad aumentan el rechazo."
Según
Pineau, su compañía cedió esta nueva tecnología al más importante de
los hospitales franceses para grandes quemados y al Ministerio de
Defensa de los Estados Unidos. "Como resultado, el hospital levantó un
edificio dedicado a la reconstrucción de la piel -afirma- y la van a
utilizar de manera rutinaria."
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