El temor al bioterrorismo se ha impuesto de nuevo entre los 193 países
de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que acordaron posponer
hasta 2011 la complicada decisión sobre cuándo eliminar definitivamente
las muestras del virus de la viruela que se conservan en Estados Unidos
y Rusia.
La viruela es la primera y única enfermedad que se ha conseguido erradicar en el mundo, pero 20 años después del mayor éxito sanitario de la historia, y tras las 600.000 muertes al año que causó en Europa entre los siglos XVI y XVIII, ambos países aún mantienen cepas vivas del virus variólico.
Por enésima vez, la comunidad internacional ha decidido posponer la eliminación de esas muestras, por miedo a que en algún lugar del mundo existan más cepas y que, una vez destruidas las oficiales, se utilicen como arma en un ataque bioterrorista. En 2002, la OMS pospuso por cuarta vez la destrucción de las muestras y, en la Asamblea Mundial de la Salud, también se aplazó de nuevo esta decisión.
"Mientras el mundo cree que el virus sólo está en manos de EEUU y Rusia, no sabemos si efectivamente es así. Es una precaución que aún consideramos necesaria", aseguró el secretario estadounidense de Salud, Michael Leavitt.
"Todos los países están de acuerdo en que hay que destruirlas. Eso no se discute. Pero algunos temen tomar una decisión demasiado precipitada", explicó la portavoz de la OMS Fadela Chaib, para justificar el retraso de una decisión perseguida desde hace 15 años.
El temor ha vuelto a imponerse en la 60 Asamblea Mundial de la Salud, que se celebra en Ginebra hasta el 23 de mayo. Los miembros de la OMS han aprobado una resolución que establece que, en la Asamblea de 2010, se estudiará detalladamente el curso de las investigaciones, que deberán ser siempre "de interés de salud pública mundial". En la de 2011, se fijará definitivamente una fecha para la destrucción. Estrecha vigilancia
Mientras, la OMS deberá garantizar que los resultados y beneficios de las investigaciones llegan a todos sus miembros e inspeccionará cada dos años los almacenes para asegurar que "cumplen los requisitos más estrictos de bioseguridad y bioprotección" y que no se practica ingeniería genética.
"Existe un consenso en la comunidad científica internacional de que aún queda mucho recorrido para encontrar mejores métodos de diagnóstico y tratamiento, lo que permitiría salvar más vidas", añadió el subsecretario de Salud de EEUU, John Agwunobi.
Además, la resolución establece que tendrá que vigilar que "los lugares de almacenamiento autorizados del virus vivo y cualquier otra institución que tenga fragmentos de ADN sólo distribuyen ese material para fines de investigación sobre diagnosis, tratamiento y vacunas".
Oficialmente, sólo existen dos reservas del virus: 450 cepas en Atlanta (EEUU), y 120 en la ciudad siberiana de Koltsovo (Rusia), congeladas a 60 grados bajo cero y en trozos de tejido humano infectado.
Después de casi 20 años sin inmunizar, prácticamente toda la población mundial es sensible al virus, lo que llevó en 2001 a EEUU a comprar 155 millones de dosis de vacunas. Se calcula que hay otros 90 millones por el mundo, aunque no se conoce en qué estado se encuentran. Contra la fiebre amarilla
En el marco de la Asamblea Mundial de la Salud, también se han adoptado decisiones en torno a otra vacuna. La Alianza Mundial para las Vacunas y la Inmunización (GAVI), de capital público y privado, ha anunciado que destinará 58 millones de dólares a vacunar a contra la fiebre amarilla a 48 millones de personas durante los próximos cuatro años.
Los fondos serán gestionados a través de un programa lanzado en Ginebra, durante la Asamblea, por GAVI y en el que también colaboran otras instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), Unicef o la Fundación Bill y Melinda Gates.
Las vacunaciones se realizarán en los 12 países africanos más vulnerables a esa enfermedad, todos ellos al oeste del continente, y entre los segmentos de la población con alto riesgo de contraer la fiebre amarilla.
Entre las décadas de 1940 y 1960, esa enfermedad, altamente contagiosa y mortal, casi desapareció en el oeste de África gracias a intensas campañas de vacunación. Sin embargo, en la década pasada los casos aumentaron hasta rondar los 200.000, de los que 30.000 acabaron en la muerte del enfermo, al tiempo que se empezaron a registrar brotes en zonas urbanas.
Con los 58 millones de dólares aportados por GAVI se podrá cambiar la estrategia de inmunización. "Las rondas que ahora se llevan a cabo están dirigidas sólo a los niños, por lo que se necesitarían décadas para reducir el riesgo de epidemia y de propagación a otros países de la enfermedad", explicó el subdirector general de la OMS para Enfermedades Contagiosas, David Heymann, durante la presentación de la iniciativa.
El director de la OMS para Alertas y Acción en caso de Epidemias, Mike Ryan, añadió que, "a partir de ahora se podrá vacunar a todos los segmentos de la población en riesgo y reducir los plazos y el riesgo de brotes devastadores que podrían amenazar a la región y al mundo".
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