Los gobiernos no están cumpliendo el compromiso acordado en 2005 de
lograr el acceso universal a tratamientos contra el sida en 2010,
denunció este lunes la organización internacional ActionAid, en un
informe divulgado en más de 40 países donde actúa.
La organización promueve además actos variados en esta semana dedicada
en todo el mundo al sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). El
objetivo es reavivar la prioridad de la lucha contra la pandemia en la
agenda internacional y sacarla del olvido en que está cayendo, dijo a
IPS Alexandre Polack, coordinador de comunicaciones de ActionAid en las
Américas.
La campaña busca movilizar a parlamentarios, defensores de
derechos humanos, celebridades y personas que viven con el virus de
inmunodeficiencia humana (VIH, causante del sida) para que presionen a
los gobiernos por medidas para cumplir con la meta. "La situación no ha
mejorado en estos dos años" y en muchos aspectos "está peor que en
2005, cuando faltan sólo tres años para el plazo, advirtió Polack.
El compromiso fue adoptado en 2005 en la cumbre escocesa del
Grupo de los Ocho países más poderosos del mundo (Alemania, Canadá,
Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia) y
refrendado poco después en la Cumbre Mundial sobre el Sida de ese año.
A diario siguen muriendo 8.000 personas de sida y otras
12.000 se contagian con VIH. La meta de prestar tratamiento a los 40
millones de personas con VIH y sida y de mejorar la prevención serían
alcanzables si los países ricos elevan su ayuda oficial al desarrollo a
la proporción prometida hace unos 30 años, 0,7 por ciento de sus
productos internos brutos, destaca el informe.
Pero actualmente tres cuartos de los portadores del VIH
siguen sin tratamiento con medicamentos antirretrovirales de conocida
eficacia para salvar vidas. Eso incluye a 90 por ciento de las
embarazadas seropositivas que no reciben medicinas que podrían evitar
el contagio de sus hijos.
Falta mucho por hacer incluso en América Latina, donde la
situación es mejor que en otras regiones, como África y partes de Asia.
El informe de ActionAid detalla la situación de Brasil, Guatemala y
Haití.
Este último país caribeño vive una realidad más dramática,
con 3,8 por ciento de su población de 15 a 49 años con VIH, en
comparación con 0,5 por ciento en Brasil y 0,9 por ciento en Guatemala.
De los haitianos necesitados de la terapia antirretroviral,
solo 11,2 por ciento la reciben, una proporción que sube a 46 por
ciento en Guatemala y a 100 por ciento en Brasil. Los índices de
mujeres embarazadas con tratamiento para prevenir el contagio vertical
son, respectivamente, 1,6, 3,7 y 57,6 por ciento.
Pero Brasil, apuntado como ejemplo, también tiene sus
deficiencias en el sistema de salud, al cual destina sólo 15,3 por
ciento del total de los gastos del gobierno, proporcionalmente menos
que el 23,8 por ciento de Haití.
Brasil debe ampliar sus inversiones en salud, porque ofrecer
acceso a los antirretrovirales a todos los enfermos de sida no es
totalmente eficiente si faltan hospitales, personal calificado y
servicios esenciales para la población pobre, sostuvo Polack.
Pero Brasil cumple un rol importante en otro frente de
batalla, las patentes de los medicamentos antisida desarrollados por
empresas transnacionales de la industria farmacéutica.
El gobierno brasileño decidió imponer la licencia compulsiva
al Efavirenz, cuya patente pertenece a la compañía estadounidense
Merck, luego de meses de negociaciones infructuosas para conseguir una
rebaja sustancial en el precio. Con la medida, el país puede adquirir
el medicamento genérico hecho en India y más adelante producirlo en
Brasil, pagando derechos de patente de 1,5 por ciento sobre las ventas.
Hubo protestas del sector industrial farmacéutico y de
autoridades estadounidenses, además de economistas alertando sobre
riesgos de perder inversiones. El canciller brasileño Celso Amorim
contrarrestó las críticas señalando que nada hay que perder, ya que
esas empresas nunca hacen inversiones en investigación y desarrollo de
medicamentos en países que no sean los más ricos del mundo.
El Efavirenz hace parte del tratamiento de 38 por ciento de
los brasileños que reciben antirretrovirales gratuitos del Ministerio
de Salud. La sustitución por genéricos indios representará un ahorro de
30 millones de dólares al año en los gastos de adquisición de tales
medicamentos.
ActionAid apoyó la decisión brasileña, "pionera en América
Latina", destacando su "legalidad y legitimidad", de acuerdo a las
reglas internacionales de comercio.
Un grupo de decenas de organizaciones brasileñas también
manifestaron su respaldo a la medida, adoptada "ante la inflexibilidad
de la empresa, injustificable si se considera la importancia del
mercado brasileño" que representa enormes ganancias para la industria
de tales medicamentos, destacó a IPS Renata Reis, abogada y asesora de
proyectos de la Asociación Brasileña Interdisciplinaria de Sida.
El gobierno debe ahora dejar en claro que no se trató de "una
excepción, sino de una medida que se adoptará siempre que haya abusos"
en los precios, acotó. Hace dos años organizaciones civiles nacionales
ya se habían movilizado por la licencia compulsiva de patentes de otra
empresa.
Brasil tiene un buen programa de distribución universal y
gratuita de medicamentos a los casi 200.000 enfermos de sida, pero su
"sustentabilidad financiera" se ve siempre amenazada por los altos
precios de los nuevos productos de la industria farmacéutica, observó
Reis. De esa manera, la decisión sobre el Efavirenz no se limita a su
caso, pues que las empresas sean menos inflexibles al negociar sus
ventas, sostuvo.
El riesgo de dificultades para mantener el programa deberá
aumentar en el futuro próximo, ya que India adoptó una legislación que
protege patentes desde 2005 y no podrá producir libremente genéricos de
los medicamentos surgidos a partir de ese año, cerrando esa alternativa
de abaratamiento para Brasil y para otros países.
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