CORDOBA.- Con la expectativa de convertirse en un centro de
procesamiento de plasma humano para toda la región, el Laboratorio de
Hemoderivados de la Universidad Nacional de Córdoba se convertirá desde
hoy en el más avanzado de América latina, al inaugurar su
refuncionalización y actualización tecnológica, que demandó una
inversión de 7 millones de pesos.
La planta farmacéutica fraccionadora de plasma humano (procesa 70.000
kilos por año), un emprendimiento sin fines de lucro, brinda el
servicio de procesamiento a las diferentes instituciones de salud de la
Argentina, Uruguay y Chile, países con los cuales tiene convenios para
el tratamiento de la materia proveniente de unidades de sangre de
donantes voluntarios no remunerados.
A partir de esa materia prima, se obtienen derivados
plasmáticos tales como la albúmina, la inmunoglobulina G endovenosa, la
inmunoglobulina intramuscular, las inmunoglobulinas hiperinmunes y el
factor VIII antihemofílico, entre otros. Son medicamentos esenciales
para atender inmunodeficiencias, púrpura, enfermedad de Guillen-Barré y
otras afecciones graves del sistema inmune.
Además de los tres países con los que realiza el intercambio,
el laboratorio abastece a otras seis naciones sudamericanas. Basado en
esto, su director, Jorge Zarzur, dijo a LA NACION: "Tenemos que
imaginar el procesamiento de plasma como una actividad regional y no
sólo nacional".
Zarzur y el vicerrector de la Universidad Nacional de Córdoba,
Gerardo Fidelio, coincidieron en subrayar "el valor social del
laboratorio porque realiza una contribución fundamental a la
sustitución de importaciones de hemoderivados, ya que de lo contrario
el país tendría que pagar tres o cuatro veces más caros estos
medicamentos".
Fidelio sostuvo: "Aun cuando no tengamos hipótesis de
conflicto, en el mundo el plasma es un producto estratégico. De modo
que deberíamos tener todas las capacidades para ser autosuficientes en
esto, ya que hoy día no hay ninguna forma de reemplazar la
gammaglobulina y la albúmina humana".
La segunda autoridad de la universidad subrayó que los
hemoderivados serán fundamentales para atender las necesidades de la
sociedad.
Al explicar esta nueva etapa del laboratorio, Zarzur señaló:
"En los últimos años hemos iniciado un proceso de fuertes inversiones,
para mejorar nuestras condiciones ante las exigentes normas
internacionales de buenas prácticas de manufactura y para equiparnos
con el fin de aumentar en productividad y en diversidad de productos".
"Esta es una planta de los años 70 que se ha ido modernizando
hasta que llegó a un punto en que era necesario intervenir en el área
de producción, el corazón del Laboratorio de Hemoderivados", detalló.
La refuncionalización edilicia y la actualización tecnológica
demandaron una inversión de 7 millones de pesos, afrontados en un 40%
con un crédito del Fondo Tecnológico Argentino (Fontar) y el 60% con
recursos propios del laboratorio, "que se autofinancia".
Zarzur explicó que, en materia tecnológica, se adquirieron
tres equipos fundamentales: "Un sistema cromatográfico automatizado
para aumentar la producción de factores de coagulación, una máquina de
envasado automático, que es un área crítica, y cámaras modulares para
la conservación, en temperatura y espacio adecuados, del plasma, que es
nuestra materia prima".
La obra ejecutada tiene 12 servicios esenciales para la
actividad, tales como agua inyectable, agua de ósmosis, aire filtrado,
nitrógeno y aire comprimido, entre otros, todo lo cual requirió la
adquisición de equipamiento muy costoso en el país y en el exterior.
Todas las instalaciones han sido equipadas con panelería,
techo y piso sanitarios; sistemas de aire calificado y de agua de
calidad pura e inyectable, en un todo adecuado a estándares de calidad
internacionales. Para satisfacer las nuevas demandas de energía de los
procesos productivos, también se ha montado una subestación de 800 KVA,
que posibilitará la compra de energía de media tensión a un costo
menor.
"Entre las industrias biológicas, es única en el país", afirmó
Zarzur. Para posibilitar la ejecución de las reformas, el laboratorio
debió paralizar sus actividades durante seis meses, pero previamente se
realizó una producción acelerada para cumplir con los compromisos
adquiridos y evitar un faltante de medicamentos.
"Quemamos nuestro stock de plasma y produjimos un stock
importante para atender la distribución comercial y los compromisos
asumidos -manifestó Zarzur-. Ahora viene una segunda etapa muy intensa
para quemar el plasma que tuvimos en stock en estos meses." El
directivo estimó que, con los cambios, el establecimiento de 5000
metros cuadrados tiene un valor actual de unos 20 millones de dólares.
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