Una doctora italiana reconstruyó las vaginas de dos mujeres que tenían una extraña malformación congénita, usando células de las propias pacientes para producir por primera vez tejido vaginal en un laboratorio.
La doctora Cinzia Marchese, del Hospital Policlínico Umberto I de Roma, dijo a Reuters el miércoles que una mujer de 28 años que se sometió a esta cirugía hace un año tiene en la actualidad una vagina saludable.
"Ella se ha casado y está viviendo una vida normal", dijo
Marchese, cuyo estudio fue publicado en la revista Human
Reproduction.
La segunda operación fue realizada el martes a una joven de
17 años.
Ambas pacientes tenían una condición llamada síndrome
Mayer-Von Rokitansky-Kuster-Hauser, o MRKHS, que afecta a
alrededor de una de cada 4.000 a 5.000 niñas.
Las mujeres con ese síndrome nacen sin vagina. La pacientes
generalmente tiene útero, ovarios y órganos sexuales
secundarios externos, como los pechos, normales, pero no puede
ser penetradas ni dar a luz.
"Usualmente el síndrome es diagnosticado cuando (las
pacientes) son jóvenes y tratan de tener penetración sexual por
primera vez y les duele", explicó Marchese.
Con mucha vergüenza de contar lo que les pasa a sus padres
cuando son jóvenes, quienes padecen esta dolencia
frecuentemente "viven el resto de sus vidas sin actividad
sexual normal, pero son mujeres normales con sentimientos
normales", agregó la experta.
Hasta el momento, los cirujanos podían corregir la
condición reconstruyendo la vagina con injertos de piel o
tejido intestinal, pero la cirugía es altamente invasiva, larga
y dolorosa. Además, toma mucho tiempo que crezca una pared
mucosa normal.
Estas mujeres, si tienen ovarios sanos, pueden llegar a
quedar embarazadas por inseminación artificial pero luego
necesitarán de una madre de alquiler que lleve en su vientre
los óvulos fertilizados y dé a luz.
"Lo que hicimos fue tomar una pequeña biopsia de 0,5
centímetros del lugar en que debería estar la vagina", señaló
Marchese. Los científicos emplearon una enzima para desglosar
el tejido y luego dejaron que las células inmaduras, llamadas
células madre, generaran nuevo tejido mucoso por su cuenta.
Tomó unos 15 días obtener un labio vaginal lo
suficientemente grueso como para ser trasplantado a las
pacientes, dijo la experta.
Marchese, profesora de Patología Clínica y Biotecnología de
47 años, estudió el uso de las células madre para construir
láminas de piel in vitro con el fin de proveer soluciones a
víctimas de quemaduras en la Escuela de Medicina de Harvard,
con el pionero en la técnica Howard Green.
"Cuando regresé a Italia modifiqué esta técnica para (que
funcione) en el tejido de la mucosa vaginal", dijo la
especialista, quien agregó que su éxito podría ser una buena
noticia para las mujeres con cáncer u otras complicaciones en
la vagina.
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