Todos los años, los médicos recomiendan que
los individuos en riesgo (esencialmente, mayores de 64 años, enfermos
cardíacos, diabéticos, niños de entre seis meses y dos años,
embarazadas, personal de salud) se inmunicen contra la gripe y el
neumococo (bacteria que puede causar neumonía, meningitis, bacteriemia
y otitis). Sin embargo, la cobertura de vacuna antigripal y
antineumocócica apenas supera el 30%, en promedio.
Según un estudio que se presentó en el
último congreso argentino de infectología, en un grupo de 1054 personas
con factores de riesgo, en 2004 sólo el 36,9% se había vacunado contra
la gripe, y sólo el 12,4%, contra el neumococo. Es más: entre los
mayores de 64 años, se había vacunado uno de cada dos; entre los de 12
a 64, uno de cada cuatro; entre las embarazadas, una de cada tres, y
entre los médicos y el personal de salud, sólo había recibido la
inmunización el 33,4 por ciento.
"Las personas de más de 64
años son las que tienen mejor cobertura. Pero de los que tienen
condiciones de riesgo por debajo de 64 años, sólo uno de cuatro se
inmunizan -dice el doctor Horacio López, docente de infectología de la
Facultad de Medicina de la UBA y primer autor del trabajo que también
firma la doctora Teresa Zitto-. Esto es muy serio."
¿Por qué, aun pudiendo hacerlo gratuitamente, las personas que deberían hacerlo no se vacunan contra la gripe y el neumococo?
El equipo de López y Zitto intentó averiguarlo entrevistando a las 1054
personas que participaron del estudio -comprendidas entre los 12 y los
97 años- y haciéndoles esta pregunta a los que no se habían vacunado.
Las respuestas sorprendieron a los especialistas: el 47,5% desconocía
los beneficios o la eficacia de las vacunas; el 39,8% no se reconocía
como integrante de un grupo de riesgo o no creía que tenía necesidad de
vacunarse; el 12,7% tenía temores sobre los efectos de las vacunas y el
10,5% no se había vacunado por el costo de la inmunización o por
carecer de cobertura.
"No nos vacunamos todos los que
deberíamos hacerlo -explica López-. El año pasado hubo un número
importante de vacunas antigripales que no se utilizaron. Evidentemente
hay algo que está fallando, porque traer vacunas, guardarlas en la
heladera y no utilizarlas no es una estrategia útil."
Para el
especialista, el hecho de que casi la mitad desconozca los beneficios
de la vacuna, como si nunca se hubiese dado en nuestro medio, indica
que las campañas de promoción de la vacunación no son efectivas. Dice
López que para empezar a cambiar esta situación hay que decidirse a
trabajar en serio.
"Los jugadores somos varios, y no sólo los
médicos -puntualiza-. Los médicos tenemos una clara responsabilidad y
debemos informar para que el paciente se eduque y cambie sus hábitos.
Pero también están los familiares, que en el caso de un paciente mayor
son los que más tiempo están con él... ¿Cuánto dedican a hablar sobre
la conveniencia de vacunarse? También es importante la función de las
sociedades científicas, de cardiología, de neumonología, de
diabetología... ¿Cuánta información les hacen llegar a sus integrantes?
Por otra parte, el Estado compra vacunas, pero lo interesante es que
lleguen a quien más lo necesite, empezando a vacunar más temprano y
haciendo una mayor comunicación, pero las campañas de promoción del
PAMI, por ejemplo, no se caracterizan por ser muy conocidas... Por
último, la industria tiene que ser parte de la solución y no del
problema. Y los medios tienen que agregar su granito de arena para
difundir esto. Yo creo que la estrategia es trabajar en conjunto el
Estado, la industria y las ONG para hacer algo que sirva y no seguir
con lo que no sirve, que es lo que estamos haciendo. Si el paciente no
viene a nosotros, hay salir a buscarlo."
Según afirma López,
los que aún no se vacunaron e integran los grupos de riesgo todavía
están a tiempo. "Uno u otro subtipo del virus de la gripe puede
circular hasta septiembre u octubre -advierte-. Hay que hacerlo."
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