El humo deja de verse pero parte de su composición queda suspendida en el
aire, lista para ser inhalada. Una nueva investigación, publicada en 'Archives of Disease in Childhood', señala
que los bebés de padres fumadores presentan unos mayores niveles de cotinina -un
metabolito de la nicotina- con los consecuentes riesgos que eso supone.
Los autores, procedentes, entre otros centros, de la Universidad de
Leicester (Reino Unido), estudiaron el perfil de 104 recién nacidos.
Además de la mayor o menor presencia de cotinina en la orina, se recabó
información sobre el tabaquismo de los padres, el nivel socioeconómico,
la distribución de la casa o la forma de dormir.
La mayor parte de los bebés procedía de hogares de fumadores (77 de
los 104). De ellos, 44 estaban expuestos al tabaco de ambos
progenitores; 13 al de la madre y 14 al del padre. Los pequeños presentaron un menor peso (una media de 400 gramos menos) que los hijos de no consumidores.
Mayor influencia del tabaquismo de la madre
En cuanto a los niveles de cotinina en la orina de los bebés, los
hijos de madres fumadoras presentaron las mayores concentraciones,
cuatro veces más que los no expuestos al tabaco. El hábito del padre
duplicó la presencia.
Aunque se desconoce si este compuesto de la nicotina es más o menos dañino que el resto, sí se sabe que la cotinina estimula el sistema cardiovascular del que la inhala.
Junto con los patrones de consumo de los padres, los autores del estudio resaltan la importancia de otros factores para comprender y determinar el efecto que puede tener el tabaquismo pasivo en los bebés.
Según el trabajo, los bebés 'fumadores' solían vivir en casas más
pobres, con habitaciones más pequeñas y sistemas de calefacción
inadecuados.
Además, en las épocas de frío se detectaron unas
mayores cantidades de cotinina. Este resultado podría explicarse por
"una peor ventilación o una mayor tendencia de los padres a fumar
dentro de casa durante el invierno".
Posible relación con la muerte súbita
Como norma general, los médicos desaconsejan dormir con el recién
nacido ya que esta práctica incrementa el riesgo de muerte súbita.
Sobre esto, los especialistas británicos apuntan que el detonante del
posible fallecimiento podría no ser directo y estar marcado por el tabaquismo de los padres.
"La exposición crónica del niño al humo, antes y después del
nacimiento, tendrá un efecto biológico acumulativo, incluido el retraso
en la maduración fisiológica postnatal, que quizás sea la base de su
vulnerabilidad".
De hecho, los expertos hallaron unas mayores cifras de cotinina en la orina de los niños que compartían cama
con sus padres. Esto podría explicarse por "la inhalación directa o la
cercanía a ropa u otros objetos contaminados con partículas del humo".
Para combatir los efectos del tabaquismo pasivo, D.V. Joseph y su equipo apuestan por educar los padres.
En su opinión, la legislación tiene poco que hacer en el campo de la
vida privada de cada uno, un aspecto que cobra su máxima relevancia de
puertas para dentro.
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