Un equipo de investigadores de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), junto con otros grupos europeos, ha constatado una relación directa entre el estrés y la adicción a la nicotina, así como la existencia de una predisposición genética a sufrir tensión ante situaciones agobiantes.
El estudio, liderado por el director de la Unidad de
Neurofarmacología del Departamento de Ciencias Experimentales y de la
Salud de la UPF, Rafael Maldonado, atribuye al estrés una de las
principales causas de recaída en situaciones de abstinencia de consumo
de tabaco.
Mediante el uso de métodos sofisticados de genómica y de análisis
del comportamiento se ha evaluado no sólo la dependencia física a la
nicotina, sino también las manifestaciones afectivas y las
modificaciones de comportamiento que provoca su presencia en el
organismo, como los efectos de ansiedad, la necesidad compulsiva de
fumar o las recaídas después de largos periodos de abstinencia a esta
sustancia.
Uno de los objetivos del proyecto ha sido estudiar el sustrato
neurobiológico que explica la diferente vulnerabilidad individual de
sufrir un proceso de adicción a la nicotina.
Los estudios, realizados en ratones modificados genéticamente,
muestran de qué manera incide la nicotina en el sistema opiáceo
endógeno, la función del cual en todos los mamíferos es la de mitigar
el dolor, aumentar las emociones positivas y facilitar las sensaciones
gratificantes.
La investigación ha sido publicada en la edición digital de la
revista 'Biological Psychiatry' y sus resultados se integran dentro del
proyecto 'Vulnerabilidad a la adicción a la nicotina', que se inició a
finales de 2004 y que cuenta con el apoyo del National Institute on
Drug Abuse, organismo del Instituto Nacional de los Estados Unidos. Dicho organismo otorgó 1,5 millones de euros a Maldonado para
dirigir este ambicioso proyecto, que cuenta con otros grupos de
investigación europeos, coordinados por la UPF.
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