El movimiento está en la esencia de la gente.
La "gente", nosotros... nuestra especie.
Desde el principio de los tiempos, hemos usado el cuerpo para
fabricar la vivienda, cazar y nutrirnos con otros animales, labrar la tierra,
cosechar los alimentos vegetales y desplazarnos de un lugar a
otro.
Nuestro organismo recibe las exigencias del ejercicio a los
diferentes tejidos y resulta saludable desarrollarlos de acuerdo a esta
demanda.
El movimiento hace circular la sangre por nuestro cuerpo. Así le
aporta oxígeno, nutrientes, agua, hormonas, minerales y defensas a todos los
tejidos.
Las arterias y arteriolas fortalecen sus paredes y despejan su luz
de costras de colesterol.
Los tejidos se oxigenan y revitalizan.
El Corazón se entrena y se prepara para el viaje de la
vida.
Nuestra actitud es positiva y se alejan las sombras de la
depresión.
Cuando hacemos actividad física los huesos soportan tracciones y
presiones que obligan al organismo a aportar calcio y fósforo para su
endurecimiento. Esto los vuelve más resistentes y compactos.
Los alimentos acumulan energía que luego se transforma en
movimiento y finalmente en calor. Al ser empleadas de esta forma, las reservas
de grasa se reducen.
El árbol respiratorio se ensancha y se despeja para permitir el
pasaje de los grandes volúmenes de aire que el movimiento
reclama.
La columna vertebral se mantiene alineada gracias al sostén de los
músculos, fortalecidos por la actividad física reiterada.
Los intestinos, ayudados por el movimiento corporal, impulsan el
alimento digerido y es muy raro el estreñimiento crónico.
Los sistemas hormonales se ponen al servicio de la acción del
organismo y se entrenan para regular eficazmente la reacción de los
tejidos.
El cerebro, la médula y los nervios se acostumbran a estar alertas
cuando un gesto debe realizarse con precisión o rapidez. Los reflejos aparecen
sin demora cuando el cuerpo los reclama.
El movimiento está en la esencia de nosotros.
El movimiento nos acerca al estado de Salud.
Sin embargo...
Los estilos de vida de estos tiempos nos han vuelto
sedentarios.
La persona que no acostumbra a moverse atrofia todos sus aparatos y
sistemas.
La circulación se vuelve lenta y se expone a formar coágulos y
trombos.
La pared de las arterias es frágil y corre el riesgo de romperse,
provocando un infarto.
El corazón alberga menor volúmen y se reduce la potencia de su
contracción.
Los huesos, al no ser exigidos, devuelven los cristales de fósforo
y de calcio a la sangre y se vuelven más porosos y quebradizos.
Los bronquios y bronquiolos transportan tan sólo la cantidad de
aire que los tejidos reclaman y reducen su luz y su volúmen.
La columna vertebral apenas se sostiene sobre sí misma, ayudada por
músculos débiles por no haber sido entrenados.
La escasa movilidad favorece el estreñimiento y éste a diferentes
enfermedades, de las cuales la más grave es el cáncer de intestino
grueso.
El sistema nervioso no coordina eficazmente con el aparato
osteo-muscular y nuestros movimientos son torpes y lentos.
Recientemente se procesaron datos de una rigurosa encuesta
realizada por el Ministerio de Deportes y el Ministerio de Salud acerca de los
factores que condicionan las principales enfermedades de los
uruguayos.
Resultaron ser cuatro: el ALCOHOL, el TABACO, la MALA ALIMENTACIÓN
y el SEDENTARISMO.
Dentro de todas ellas, el sedentarismo representa la más difundida
de todas.
El 60% de los uruguayos es sedentario. Esto significa que este
grupo de compatriotas no realiza absolutamente ninguna actividad física
cotidianamente.
El restante 40% , al menos, realiza movimientos básicos, como
trasladarse caminando al lugar de trabajo o estudio, o practicar algún deporte
una o dos veces por semana.
Es apenas el 15% de uruguayos quienes realizan una actividad física
aceptablemente sana.
Por esta razón, los Ministerios de Deporte y de Salud resolvieron
organizar un Programa de Actividad Física para toda la población con el objetivo
de promover hábitos que mejoren la calidad de vida de los uruguayos y reduzcan
las enfermedades que nos afectan.
La in-cultura en la que estamos inmersos avala situaciones que se
han ido instalando a través del tiempo y que deberían cambiarse.
Bailar es una actividad física moderadamente intensa. Bailar en una
discoteca sin una adecuada ventilación es una situación de
riesgo.
Comer un asado bajo los árboles y luego realizar un "picadito" en
la playa sin preparación física adecuada, sin un espacio para la digestión, sin
calentamieno y elongación previa, sin un entrenador que supervise... es una
actividad de cierto riesgo.
Correr una maratón popular sin estar correctamente preparado,
firmando sólo un papel que libere de responsabilidad a los organizadores, es una
actividad de alto riesgo para la Salud.
Para esos ejercicios bruscos no se pide un "Certificado de Aptitud
Física"...
Sin embargo son obligatorios estos exámenes para jóvenes sanos, que
practican deportes bajo la supervisión de Profesores de Educación Física,
entrenadores y árbitros.
Se requiere certificado a los niños para autorizarlos a asistir a
clases de gimnasia en su escuela.
La actividad física es NATURAL y SANA en los seres humanos, pero,
muy especialmente en los niños.
Estas incongruencias deberían ser resueltas.
En realidad, tendríamos que pedir un certificado de aptitud para
...¡ser sedentario!
El médico que indique abstención de realizar actividad física debe
responsabilizarse de exponer a su paciente al riesgoso estado
sedentario...
y no al revés.
Los hábitos de vida están marcados por la lógica del consumo.
Consumo de electrodomésticos, consumo de vehículos, consumo de ofertas
sedentarias para el ocio, consumo de tiempo vital para obtener recursos con qué
comprar esas mismas propuestas de consumo....
Es una lógica perversa que está en nosotros
combatir.
No se trata de aislarse del mundo en que vivimos.
Lo sano será poder decidir por nosotros mismos, y no por los
empujones de la publicidad , o de las modas impuestas por las reglas del
mercado.
Trasladarse en bicicleta o caminando. Ocupar nuestro tiempo libre
con actividades que movilicen nuestro cuerpo. Integrarnos a amigos o vecinos
para organizar encuentros recreativos. Trasladar este ejemplo a nuestros hijos y
promover que, a pesar de todas las ofertas sedentarizantes que les llueven desde
las pantallas, puedan ejercer su derecho al movimiento...
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