Tabaquismo III: La dependencia psicológica de la nicotina |
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Stop Tabaco para DiarioSalud
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Sunday, 08 de July de 2007 |
Este aspecto de la adicción, así como los elementos socioculturales del consumo de tabaco son habitualmente desdeñados por las investigaciones científicas. Se debe a que dichas investigaciones son financiadas generalmente por los productores de soluciones farmacológicas al problema de la adicción al tabaco; la utópica píldora mágica que desactive la adicción.
Sin embargo muchos son los que sostienen que la dependencia
pisco-social representa no menos del 75% de la problemática adictiva,
y la organización Stop Tabaco, con sus diez años de experiencia en
rehabilitación de fumadores, se adhiere a esta tesis.
Hay que tener presente que las cuatro características de la dependencia
siempre se dan simultáneamente, con diferente grado de relación. Por
ejemplo, hay personas con un 80% de dependencia física y un 20% de
dependencia psicológica, y a la inversa. La diferencia está en que la
dependencia física siempre genera dependencia psicológica, pero en
cambio, la dependencia psicológica no genera dependencia física
necesariamente.
La dependencia psicológica tiene dos niveles: a) sub-consciente, b) consciente
a) en el primer nivel se manifiesta la existencia de un “reflejo
condicionado”. Este término psicológico fue definido por Pavlov en el
conocido experimento del perro y la campana.
Los fumadores desarrollan este reflejo que los lleva a realizar el acto
de fumar en forma involuntaria, automática. Los estímulos para ello son
múltiples: ver a otra persona fumando, un situación de estrés, ver
publicidad de cigarrillos, etc.
No menos del 50% de los cigarrillos que fuma el adicto (se entiende por
adicto al tabaco quien ha consumido cigarrillos todos los días el
último mes) son provocados por el reflejo condicionado.
Esto se demuestra en las terapias psicológicas del comportamiento,
cuando al aplicarse técnicas para desestructurar el reflejo, se logra
en pocos días bajar el consumo entre un 50 y un 75%.
b) El reflejo condicionado combinado con la tolerancia física a la
nicotina, multiplica la recurrencia al objeto de adicción como ninguna
otra droga. En Uruguay los fumadores fuman en promedio 17 cigarrillos
diarios. Cada cigarrillo requiere para se consumido entre 10 y 15
inhalaciones o pitadas. Esto significa que al adicto promedio consume
la droga 170 veces al día, como mínimo. Ninguna otra droga genera tal
nivel de recurrencia respecto al objeto de adicción.
Esta situación determina que el fumador fuma todos los días, a toda
hora; desde que se levanta hasta que se acuesta; de mañana, de tarde y
de noche.
A nivel consciente, el fumador comienza a realizar asociaciones entre
el hábito de fumar y las diferentes, actividades, situaciones y estados
de ánimo que acompañan al acto de consumo. Se construyen entonces
anclajes muy fuertes entre ellos.
De este modo el fumador termina creyendo que necesita fumar para
trabajar, para ver T.V, para hablar por teléfono, para acompañar el
mate o el café, después de comer, al levantarse, etc. Cuando está
nervioso, fuma para tranquilizarse; cuando está tranquilo, fuma por
placer; cuando está triste, para levantar el ánimo; cuando está
contento, para celebrar. Siempre hay una excusa para fumar.
La dependencia psicológica alcanza su máxima expresión cuando la
persona cree que no podría vivir sin fumar. Cuando no se imagina a sí
misma sin un cigarrillo en la boca o en la mano.
Se dice que el mayor problema no es no poder dejar de fumar, sino no
poder querer hacerlo. Por ello, la dependencia psicológica es crucial
en la adicción al tabaco. La mayoría de los fumadores no dejan el
cigarrillo porque no pueden siquiera plantearse la idea de dejar de
fumar. Son la mayoría de los fumadores. Afirmaciones como “fumo porque
me gusta”, “yo dejo cuando quiero” (pero nunca quiero), “voy a dejar
cuando me lo proponga”, son racionalizaciones que justifican la
conducta, pero que a menudo ocultan una fuerte dependencia psicológica.
Informe de Stop Tabaco Uruguay
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