Utilizar el antibiótico metronidazol para tratar la infección vaginal silente o "asintomática" causada por bacterias permitiría prevenir que las mujeres adquieran una enfermedad de transmisión sexual (ETS), indica un estudio.
En la investigación, el tratamiento de la vaginosis bacteriana asintomática con metronidazol redujo la tasa de infección por
clamidia, una ETS frecuente, confirmó a Reuters Health la doctora Jane R.
Schwebke.
La
vaginosis bacteriana, la infección vaginal más frecuente entre las
mujeres en edad fértil, aparece cuando existe un desequilibrio entre
las bacterias presentes en la vagina que favorece a ciertos microbios
"dañinos" por sobre los "buenos".
La infección suele presentarse, aunque no siempre, con flujo vaginal, olor,
dolor, picazón o ardor. Algunas mujeres no tienen signos ni síntomas.
El
médico tiene que examinar la vagina, extraer una muestra y realizar
pruebas de laboratorio en busca de las bacterias que provocan la
infección. Aunque ésta puede desaparecer sin tratamiento, se recomienda
que todas las mujeres con síntomas reciban antibióticos para evitar las
complicaciones.
En el estudio, Schwebke y la doctora
Renee Desmond, de University of Alabama, en Birmingham School of
Medicine, dividieron a 107 mujeres con vaginosis bacteriana
asintomática en dos grupos: al azar, uno recibió metronidazol en gel
para utilizarlo todos los días durante cinco días o dos veces por
semana durante seis meses, y el tercero sólo fue de observación.
Luego
de seis meses, las investigadoras hallaron que la tasa de ETS fue mucho
más baja en el grupo que utilizó el metronidazol que en el grupo de
observación. El factor más importante detrás de este resultado fue una
diferencia poco significativa de las tasas de infección por clamidia.
"La vaginosis bacteriana estuvo relacionada reiteradamente con un mayor riesgo de infección por
ETS/VIH en estudios transversales -confirmó Schwebke-, aunque este sería el primer estudio prospectivo que analiza esta
cuestión."
De todos modos, destacó, "es un estudio pequeño y se necesitan cohortes más grandes para confirmar los resultados".
En
un editorial sobre el estudio, el doctor Ronald S. Gibbs, de University
of Colorado School of Medicine, en Denver, coincide con la
investigadora y destaca que en cuanto al tratamiento de rutina,
"existen demasiadas limitaciones y preguntas sin responder en este
estudio pequeño y no a ciego sobre mujeres de alto riesgo como para
respaldar una cambio tan grande en la práctica clínica actual".
FUENTE: American Journal of Obstetrics and Gynecology, junio del 2007
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