Alrededor del 85% de las mujeres con menopausia tienen síntomas
achacables a esta situación en prácticamente todos los aspectos de su
calidad de vida. Según el profesor Javier Ferrer, presidente de la
Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), "en esta
etapa de la vida, casi todas las mujeres ven afectado su bienestar
físico con la aparición de sofocos, se pueden encontrar mal
psicológicamente y pueden ver deterioradas sus relaciones de pareja, ya
que la mujer con síntomas no tratada y que presenta atrofia y sequedad
vaginal huye de las relaciones sexuales. Todo ello puede favorecer la
aparición de depresiones leves o moderadas en la mujer".
La menopausia, en ocasiones interpretada como un sinónimo erróneo de
enfermedad, contiene algunos mitos que es importante desterrar, como la
asociación de esta etapa de la vida de la mujer con la vejez, el fin de
la vida sexual y la femineidad, etc. "Por el contrario -- añade el
profesor Ferrer-- en la actualidad, muchas mujeres que se acercan a la
menopausia se encuentran en el mejor momento de su vida personal y
profesional, ocupando, cada vez más, puestos de trabajo de mayor
responsabilidad. De ahí la creciente importancia de mantener un buen
estado de la salud a cualquier edad y llegar a una madurez sana". Durante
el periodo climatérico es frecuente que se produzcan en la mujer
alteraciones del estado del ánimo provocadas por los propios trastornos
asociados a la menopausia, como los sofocos o el insomnio. Como explica
el profesor Ferrer, "la alteración del sueño provocada por lo sofocos,
síntoma más frecuente en la menopausia, es importante por sí misma, ya
que dificulta el descanso, lo que provoca mayor irritabilidad,
ansiedad, cambios bruscos de humor, tristeza o melancolía". "No
obstante --continúa el profesor Ferrer-- con un adecuado tratamiento de
los sofocos y consejos médicos, estos cambios psicológicos van poco a
poco remitiendo. Por el contrario, en otros casos, será necesario un
tratamiento con antidepresivos o ansiolíticos, circunstancia normal en
muchas mujeres postmenopáusicas". Según la Organización Mundial
de la Salud (OMS) toda persona sufre alguna vez en la vida un episodio
depresivo más o menos severo. Entre otros factores que repercuten más
en las mujeres a la hora de presentar una depresión figuran las
responsabilidades en el hogar y el trabajo, ser madre soltera, el
cuidado de los niños y padres ancianos, además del puesto de trabajo
que desempeñan fuera de casa. "El estrés y la depresión se incrementan
cuando la mujer asume un triple papel en la sociedad: es ama de casa,
cuida de sus hijos y además trabaja fuera del hogar", afirma el
profesor Ferrer. Las mujeres dedican, por término medio, dos tercios de
su tiempo a actividades no remuneradas, mientras que los hombres sólo
un tercio. A lo largo de la vida de la mujer, hay varios periodos
en los que es más propensa a padecer una depresión, bien sea leve,
moderada o severa. Estos periodos son el embarazo y periodo post-parto
y la menopausia, incidiendo especialmente en el que mayor riesgo
representa que es la perimenopausia (4 años antes de comenzar la
menopausia), comenta el profesor Ferrer. "La menopausia se ve afectada
por las creencias y expectativas de las mujeres respecto a los síntomas
negativos que deben esperarse, --Afirma Ferrer-- sin embargo, la mujer
debe afrontar esta etapa con optimismo y como un ciclo más en su
proceso de madurez y envejecimiento que no tiene por qué alterar su
calidad de vida si recibe una atención sanitaria adecuada".
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