Il Parrocco para DiarioSalud.Net
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sábado, 28 de julio de 2007 |
Siempre me distinguía en la barra de amigos, por ser el más audaz con el sexo opuesto. Era encarador y atrevido, me tenia fé para esos menesteres. Antes de llegar a los bailes me preparaba mental y físicamente. Algo de alcohol, spray para el mal aliento, gomina y peine, elementos indispensables para un winner como yo. Ya dentro del baile, miraba, al igual que un Guepardo en lo alto de un termitero busca su presa ...
Buscaba con mi mirada la mirada que me trasmitiera esa electricidad, ese fulgor que de allí en más era un faro en la noche.
Al encontrarla comenzaba a aplicar la técnica añeja de Marcel Marceau.
Mis ojos se entornaban, mis manos enviaban señas mi cabeza se mecía,
como la de un pichón de Cotorra.
No me importaba lo que pasaba en mi entorno, ya tenia definido el
objetivo, solo debía esperar la respuesta al llamado de mis señales,
como espera el Gallo al batir sus alas, al pasearse sacando pecho y de
cresta parada, la respuesta de la gallina.
Al ser muy buen bailarín nunca me faltaba pareja, más de una chica me
tiraba besos, con sus labios rojos como pico de gorrión en vendimia.
Pero esa noche encontré la mirada que me cocinó por dentro. Solo respondía con sonrisas y caídas de ojos y algún no con su dedito, así que me di dos disparos de spray menta y zarpé.
Fui yo a la mesa, cosa que tenía sus riesgos ... qué si no aceptaban la invitación ?
Todos hacían que bailaban, pero realmente me seguían con la mirada.
Al llegar me sonrió, pero se negó a bailar.
Ante mi insistencia, ella levantó el mantel y dejó al descubierto su silla de ruedas.
De allí en más fuimos las estrellas de la noche, había que verme a mí
empujando la silla abriendo la farándula, y sacudiéndola a los lados al
ritmo de la música. Ella como una reina de Carnaval iba tirando besos y
a las risas.
Allí nació mi único y verdadero amor, la única persona que me satisfizo
en todos los órdenes. Qué sensualidad, qué noches a la luz de
la luna ... mejor no recordar!!
No diré que no se me dificultaba andar por los médanos empujando la
silla, pero valía la pena, llegar en la noche a ver la Luna en la
espuma del mar.
En realidad fue la única mujer que quedó en mi recuerdo.
Supe que se casó un par de veces, tiene cinco hijos Por suerte me llamó para que le saliera de padrino del más chico.
Ahora me pregunto, quiénes son los discapacitados, creo que los que se creen perfectos.
Por suerte yo tengo capacidades diferentes, veo a todos iguales.
Esa será mi discapacidad?
Il Parrocco
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