Especialistas belgas llevaron a cabo la intervención hace un año. La paciente ha recuperado la función ovárica e incluso se consiguieron dos embriones a partir de sus óvulos.
Especialistas del
Departamento de Ginecología de la Universidad Católica de Lovaina
(Bélgica) han realizado con éxito el primer trasplante de tejido
ovárico entre hermanas no idénticas. En la intervención, la paciente
recibió tejido de su hermana, que le permitió recuperar la función
ovárica. El caso se publica en la revista "Human Reproduction". Además
de restaurar la función, este trasplante ha conseguido que la paciente
tuviera la menstruación y, un año después, los médicos pudieron obtener
ovocitos maduros de sus ovarios y fertilizarlos para producir dos
embriones.
La paciente se llama
Teresa Álvaro. En 1990, cuando tenía 20 años, fue sometida a
quimioterapia y radioterapia como tratamiento de la talasemia beta,
antes de ser sometida a trasplante de médula ósea, teniendo como
donante a su hermana Sandra de 17 años. El tratamiento tuvo éxito y
Teresa se curó, pero entonces no existían procedimientos para preservar
su fertilidad, como la conservación de óvulos congelados o tejido
ovárico.
En 2005, con 35
años, se le planteó la posibilidad de someterse a un trasplante con su
hermana como donante, con el fin de ser madre. El análisis de su
antígeno leucocitario humano (HLA) mostró que era genéticamente
distinto entre receptora y donante, pero que las células podrían
coexistir juntas y que, por lo tanto, no habría necesidad de
tratamiento inmunosupresor para prevenir el rechazo. El trasplante de
médula ósea practicado años atrás y la mezcla resultante de células de
las dos hermanas indicaban que el tejido ovárico no sería identificado
como "extraño" por el sistema inmunitario de la paciente.
En 2006 las hermanas
se sometieron a una intervención en la que los médicos extrajeron tres
pequeños segmentos de tejido ovárico de Sandra y se lo implantaron a
Teresa. Después de un día en el hospital ambas hermanas fueron dadas de
alta. A los 6 meses, Teresa comenzó a menstruar y sus niveles
hormonales mostraron que su función ovárica había vuelto a la
normalidad.
Un año después del trasplante los especialistas obtuvieron dos ovocitos
maduros de sus ovarios y los fertilizar con el esperma de su marido.
Sin embargo, ninguno de los ovocitos superó las fases de desarrollo
necesarias para ser implantado en el útero. "Aún desconocemos por qué
se detuvo el desarrollo de los embriones, pero esto es algo que también
sucede en los ciclos normales de reproducción asistida. La paciente
planea realizar más intentos en el futuro", explican los médicos que la
trataron.
Los especialistas
consideran que aún es prematuro afirmar si el procedimiento podría
tener éxito como para permitir el embarazo y nacimiento de un niño en
el futuro, pero al menos ofrece una esperanza a aquellas mujeres que no
pudieron congelar sus óvulos o tejido ovárico. Además, esta posibilidad
subraya la importancia de preservar al menos un ovario durante
cualquier tipo de tratamiento ya que podría realizarse un trasplante de
tejido posterior.
Human Reproduction 2007;doi:10.1093/humrep/dem211
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