Tras varios años de poner y sacar átomos, doblar y extender moléculas, y probar los efectos de esas quimeras sobre distintos sistemas biológicos, un equipo de científicos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Fceyn) de la UBA logró diseñar drogas potencialmente útiles para la medicina. Se trata de los primeros antiglucocorticoides (a-Gc) puros; es decir, sustancias que bloquean de manera específica la acción de los glucocorticoides, compuestos que, en ciertas patologías en que el organismo los produce en exceso, provocan múltiples desórdenes del metabolismo.
"Hemos logrado sintetizar un
antagonista específico que ha sido probado con éxito en ratas de
laboratorio", revela el doctor Gerardo Burton, investigador del
Conicet, y director del Departamento de Química Orgánica de la Fceyn.
Los resultados de este trabajo, publicados en la revista Molecular
Pharmacology , dieron lugar a una patente, que fue transferida a un
laboratorio de especialidades medicinales.
La promiscuidad
Producidos por las glándulas suprarrenales, los
glucocorticoides son hormonas esteroides, del mismo modo que los
andrógenos, los estrógenos, la progesterona, o los mineralocorticoides.
El enorme parecido existente entre todas estas sustancias hace que,
cuando se intenta desarrollar un antagonista de alguna de ellas, se
presenten reacciones cruzadas, fenómeno conocido como "promiscuidad".
Por ejemplo, la única droga disponible en el
mercado con actividad a-Gc es el polémico RU-486, un antiprogestágeno
que, como tal, posee efectos abortivos. Pero la 21OH-6OP, el compuesto
diseñado en Buenos Aires, ha sorteado esa barrera: "En nuestros
animales, ha demostrado una potente actividad antiglucocorticoidea, sin
ningún efecto sobre otros receptores de hormonas esteroides", subraya
Burton.
Si atravesara las correspondientes etapas de
investigación clínica, un compuesto con esas características podría
aplicarse al tratamiento de enfermedades debidas a la producción
excesiva de glucocorticoides por el propio organismo: "Sería deseable
contar con un antagonista específico de glucocorticoides para el
tratamiento del síndrome de Cushing de origen endógeno -opina la
doctora Ester Pardes, de la Sociedad Argentina de Endocrinología y
Metabolismo-. Sobre todo cuando los tratamientos convencionales no dan
resultado o no son aplicables, y la última alternativa terapéutica es
la extirpación de las glándulas suprarrenales, porque no queda otra
opción", completa.
Por su utilidad para el tratamiento de numerosas
patologías de origen inflamatorio e inmunológico, la terapia con
corticoides es una herramienta habitual para la práctica médica. De
hecho, hoy se cuenta con un importante arsenal de corticoides
sintéticos.
Pero para muchas enfermedades la corticoterapia
requiere de altas dosis o debe efectuarse durante períodos prolongados.
Esto puede resultar en la aparición de efectos indeseables de los
glucocorticoides como, por ejemplo, el debilitamiento del sistema
inmunológico del paciente, con las peligrosas consecuencias que
conlleva una inmunodeficiencia. "Jugando" con el esqueleto básico de
las hormonas esteroides, y tomando el 21OH-6OP como guía, los equipos
del doctor Burton y del doctor Carlos Lantos, profesor consulto de la
Fceyn, obtuvieron otro derivado de la progesterona que podría resolver
ese efecto no deseado de la corticoterapia: "Es un compuesto en el que
reemplazamos un oxígeno por azufre, que probamos en cultivos de células
de timo, que es parte del sistema inmune -explica- y observamos que
bloquea la actividad inmunosupresora de los glucocorticoides, sin
inhibir sus otros efectos", consigna el investigador.
Transferencia tecnológica
Por este último desarrollo, cuyos resultados
fueron publicados en el Journal of Medicinal Chemistry , la Fceyn
obtuvo otra patente, recientemente transferida a un laboratorio de
especialidades medicinales.
"Estos trabajos abren la posibilidad de profundizar en el conocimiento de los mecanismos de acción hormonal", observa Pardes.
Entretanto, como con un rompecabezas que puede
producir infinitas figuras, Burton y sus colegas (un equipo
interdisciplinario, que incluye químicos, biólogos e, incluso, un
físico) continúan armando y desarmando moléculas de esteroides,
disputándole a la naturaleza el monopolio de la síntesis de nuevas
sustancias: "Ahora estamos escribiendo un trabajo en el que describimos
otros compuestos que obtuvimos, que tienen actividad sobre el sistema
nervioso central -anuncia Burton-, que son similares a un esteroide que
ya publicamos, que tiene una potente actividad anticonvulsiva en
ratones", concluye.
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