El esqueleto evita engordar y mantiene a raya la diabetes |
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LaRazón
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martes, 14 de agosto de 2007 |
En la escuela nos enseñan que el esqueleto -médula ósea aparte- se encarga exclusivamente de sostener y articular el organismo. Ahora, un estudio de la Universidad de Columbia (EE UU) ha descubierto que también desarrolla una importante función endocrina, al regular el metabolismo de azúcares y grasas, manteniendo los niveles adecuados para no aumentar el índice de masa corporal, es decir, para no engordar.
El trabajo
sugiere además que los huesos están implicados en el desarrollo de la
diabetes tipo 2, su forma más común y menos peligrosa, según publica la
revista «Cell». El estudio describe cómo los huesos liberan la hormona
osteocalcina, que controla la regulación de la glucosa en sangre y el
depósito de grasas mediante mecanismos coordinados nunca antes
identificados.
Por lo general, un aumento en la secreción de
insulina está acompañado por una disminución en la sensibilidad a la
sustancia, que lleva azúcares a los músculos cuando éstos los necesitan y
regula el metabolismo de los carbohidratos. La osteocalcina aumenta tanto
la secreción como la sensibilidad, además de promover la producción de
nuevas células pancreáticas productoras de insulina y reducir las reservas
de grasa.
Los investigadores descubrieron que la osteocalcina, una
proteína generada por los osteoblastos, las células productoras del hueso,
no funcionan sólo como proteína estructural, como se asumía, sino que
controla las células beta del páncreas, que producen el suministro de
insulina del organismo, para producir más cuando es necesario. A la vez,
estimula las células grasas para que segreguen la hormona adiponectina,
que aumenta la sensibilidad a la insulina.
El descubrimiento supone
la demostración por primera vez de que una hormona tiene una función
coordinada en la regulación de la secreción y la sensibilidad a la
insulina y que esta señalización coordinada procede del esqueleto. Además,
la osteocalcina fomenta la producción de nuevas células beta productoras
de insulina en el páncreas .
Los investigadores muestran que un
aumento en la actividad de la osteocalcina evita el desarrollo de diabetes
tipo 2 y obesidad en ratones de laboratorio, abriendo la vía al desarrollo
de nuevas terapias para la prevención y tratamiento de la enfermedad.
Los ratones con niveles elevados de osteocalcina se mostraron menos
sensibles a la obesidad y la diabetes, a pesar de una dieta alta en
grasas. Por contra, los roedores con bajos niveles de la hormona mostraron
mayor tendencia a la dolencia, más grasa corporal y menos insulina,
adiponectina y células pancreáticas. Según el estudio, la grasa
intraabdominal desencadena otra hormona que propicia la enfermedad.
La diabetes afecta a alrededor de un 5,5% de la población española, más
de dos millones y medio de personas, superando los 170 en todo el mundo,
la mayoría sin diagnosticar, cifra que además se doblará en 2030 en los
países con mayores índices de obesidad, según la OMS.
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