Los pacientes que se someten a la implantación de un bypass coronario podrían beneficiarse de una nueva técnica que ayuda a proteger el corazón de posibles lesiones.
Consiste en colocar, antes de la operación, un manguito similar al utilizado para tomar la tensión en el brazo y realizar varios inflados y desinflados consecutivos para interrumpir momentáneamente el aporte de sangre y luego volver a restaurarlo. Estas pequeñas isquemias a distancia protegerían al corazón y lo prepararían para la operación, según un estudio publicado en la revista 'The Lancet'.
Un entrenamiento para el corazón
Para la implantación de un bypass es necesario parar el corazón
durante un tiempo. Mientras se realiza la intervención, el aporte de
sangre al músculo se interrumpe y éste no recibe nutrientes ni oxígeno.
Aunque, tras la colocación del bypass, se restaura el flujo sanguíneo
sin problemas, este proceso puede producir una lesión en el corazón.
La preparación del corazón para una isquemia prolongada a través de
pequeñas isquemias más cortas y a distancia podría evitar estos
problemas, según aseguran los autores de esta investigación.
"Se trata de entrenar al corazón. Así, cuando sufre una intervención más grave es capaz de protegerse a sí mismo",
explica a elmundo.es Derek M. Yellon, director del británico Hatter
Cardiovascular Institute y uno de los autores de esta investigación.
"Con estos periodos cortos de manipulación del flujo sanguíneo se
consigue activar procesos intracelulares de supervivencia que son
capaces de proteger el corazón cuando se somete, a continuación, a un
proceso isquémico más grave", añade.
La investigación
Para llevar a cabo su trabajo, Yellon y su equipo analizaron el caso
de 57 pacientes adultos que se habían sometido a la implantación de un
bypass coronario. La mitad de ellos siguió el proceso habitual para la
colocación de uno de estos dispositivos, mientras que al resto se le
realizaron pequeñas isquemias a distancia antes de la intervención.
En el brazo de cada paciente se colocó un manguito que se infló en
tres ciclos de 5 minutos de duración. Tras la pequeña isquemia, se
procedía al desinflado del manguito y a la consecuente restauración del
flujo sanguíneo.
Los investigadores analizaron el estado del músculo cardiaco de todos los participantes a través de la medición de la encima troponina T, un marcador que se asocia con la necrosis del músculo.
Los resultados de su trabajo mostraron que las pequeñas isquemias
realizadas en las extremidades superiores conseguían reducir el
segregado de la troponina T tras la intervención.
"La protección observada de este preacondicionamiento isquémico es
una de las formas no farmacológicas de cardioprotección más poderosas",
explica el doctor Yellon.
En un editorial que acompaña a este trabajo en 'The Lancet', los
doctores Henry Purcello y John Pepper, del hospital Royal Brompton de
Londres comentan que, pese a que el estudio describe cómo este método
permitiría suprimir las respuestas proinflamatorias que se producen
tras la implantación de un bypass, no proporcionan ningún dato sobre
los efectos de esta técnica en otros biomarcadores inflamatorios, como
la proteína C reactiva.
"No se puede inferir que la reducción de las concentraciones de troponina conduzca necesariamente a una reducción de los problemas cardiovasculares [posteriores]", comentan estos expertos.
Éstos, además, añaden que no se sabe con certeza si los mismos
beneficios podrían obtenerse en pacientes que presentaran alguna
complicación adicional.
Los autores de la investigación reconocen que su trabajo necesita
ser corroborado por posteriores investigaciones y que, con sus datos, "es prematuro conocer las implicaciones que podría tener en la práctica quirúrgica".
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