Según un estudio, los enfermos que acaban de padecer un ataque al corazón tienen más posibilidades que el resto de convertirse en diabéticos en los años posteriores al evento.
Los enfermos que acaban de padecer un ataque al corazón tienen más posibilidades que el resto de convertirse en diabéticos en los años posteriores al infarto, según un estudio.
El trabajo, que ha sido publicado en la revista 'The Lancet',
muestra que la incidencia de esta enfermedad y otras alteraciones en el
metabolismo del azúcar es más alta en individuos que han sufrido un
ataque al corazón.
Numerosos estudios han demostrado la relación entre la diabetes y el
riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular. Sin embargo, hasta el
momento, pocos trabajos habían analizado la relación a la inversa.
Precisamente con el objetivo de saber si los pacientes que han
tenido un infarto presentan más posibilidades de convertirse en
diabéticos, un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard
(Estados Unidos) dirigido por el doctor Dariush Mozaffarian analizó el
caso de 8.291 individuos italianos que habían sufrido un ataque al
corazón pero nunca habían presentado un problema con sus niveles de azúcar en sangre.
Los investigadores tomaron los datos de un estudio previo, el
GISSI-Prevenzione, que analizaba los beneficios de la dieta
mediterránea. Además, midieron y evaluaron otras variables, como la
cantidad de ejercicio que practicaba cada uno, si tomaban o no alguna
medicación o si presentaban otros riesgos cardiovasculares.
Durante el seguimiento, que duró más de tres años, los investigadores comprobaron que un 33% de los participantes desarrolló o bien diabetes o bien alguna alteración en los niveles de azúcar en sangre.
"Los resultados muestran que la incidencia de la prediabetes y
diabetes es alta en pacientes que han sufrido un infarto de miocardio
agudo recientemente y que no presentaba anormalidades en sus niveles de
glucosa antes del ataque", explican los autores de esta investigación.
"Estos pacientes tienen una mayor propensión hacia la prediabetes o la diabetes", añaden.
En su trabajo, estos científicos descubrieron que determinados
factores, como la edad, la hipertensión, tener un alto índice de masa
corporal, prescindir de la dieta mediterránea o fumar habitualmente, contribuían especialmente a aumentar las posibilidades de padecer la enfermedad en estos individuos.
En cambio, hacer ejercicio, dejar de fumar y consumir una dieta
mediterránea ayudaban a reducir el riesgo de diabetes en estos
individuos.
Prevenir es importante
"La alta incidencia de diabetes y la alteración en los niveles de
azúcar en pacientes que han sufrido un infarto tiene implicaciones
clínicas e indica la importancia de la vigilancia y la prevención de
estos trastornos en estos individuos", comentan los investigadores.
Según explican, "es poco probable que los infartos por sí mismos incrementen el riesgo de diabetes".
Aunque no han podido conocer con exactitud cuáles son las causas de
esta asociación, los autores de este trabajo sugieren que probablemente
tanto detrás del infarto como de la subsiguiente diabetes esté un mismo
proceso cuyos mecanismos aún se desconocen.
Precisamente, en un editorial que acompaña a este trabajo en 'The
Lancet', el doctor Lionel Opie, de la Universidad de Ciudad del Cabo
(Sudáfrica) comenta que en los años 60 se definió el infarto como una
reacción aguda de estrés precipitada, en parte, por una serie de
cambios metabólicos.
Este especialista recuerda que el estrés afecta a los niveles de
azúcar presentes en sangre, por lo que, para él, es bastante lógico
pensar que un episodio de estrés agudo, como es el infarto, pueda provocar un aumento en el riesgo de desarrollar diabetes o un trastorno relacionado con la regulación de la glucosa.
Eso sí, según la hipótesis de Opie, para que este se produzca es
necesario que exista antes del infarto una tendencia, aunque sea
modesta e indetectable, al desarrollo de la diabetes.
Tanto este experto como los autores del estudio coinciden en
remarcar que, en el trabajo, la dieta mediterránea se muestra como un
importante factor de prevención del desarrollo de diabetes.
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