Un reciente hallazgo permite explicar por qué los antibióticos no
logran salvar a muchos pacientes con neumonía. Los investigadores han
descubierto que la bacteria Streptococcus pneumoniae segrega una toxina que provoca un
grave sangrado en los pulmones en algunos pacientes, lo que les causa
la muerte en pocos días. Los antibióticos no logran afectar a esta
toxina y esta es la causa por la que el tratamiento fracasa y no puede
salvar a los pacientes, según explican los investigadores en la revista
Immunity.
"Lo que descubrimos es un posible mecanismo y una posible solución
para una neumonía altamente mortal", explica Jian-Dong Li, profesor de
Microbiología e Inmunología del Centro Médico de la Universidad de
Rochester, en Nueva York, y uno de los autores del estudio. "Comprender
este mecanismo tiene gran importancia médica, no sólo porque permite
tratar mejor esta patología, sino porque obliga a cuestionar las
terapias que se aplican y pensar si los tratamientos farmacológicos
estándar están haciendo más daño que beneficio", añade el investigador. La bacteria Streptococcus pneumoniae
infecta el tracto respiratorio superior, provocando neumonía,
meningitis e infecciones del oído en los ancianos y los niños pequeños.
Antes de que se introdujera la vacuna en el año 2000, sólo en Estados
Unidos la neumonía grave provocaba anualmente la muerte de hasta 100
niños y miles de personas mayores. Falsa presunciónMuchos
expertos pensaban que la inflamación era la que provocaba la muerte de
los pacientes. Con la neumonía, como con cualquier enfermedad vírica o
bacteriana, el sistema inmune del organismo se activa para repeler al
invasor, pero en algunos casos esa reacción se vuelve muy fuerte y
puede resultar mortal. "Muchos pacientes mueren en un primer momento,
entre las 48 y las 72 horas. Los expertos registraban esto pero no
sabían por qué sucedía", explica Li. El equipo estudió la
bacteria, primero en tubos de ensayo de laboratorio y luego en ratones.
Los investigadores observaron específicamente una toxina bacteriana que
recibe el nombre de neumolisina, y descubrieron que causaba una
hemorragia extendida en el tejido pulmonar. Pruebas realizadas en
tejidos humanos tomados de pacientes que murieron a causa de la
enfermedad confirmaron el hallazgo. "Cuando se observa la
patología del pulmón, se descubre sangrado en toda la zona. Ese es un
punto clave", afirma Li. Los antibióticos matan la bacteria
rompiéndola, lo que hace que se libere más neumolisina. Pero los
investigadores encontraron un posible antídoto: una proteína llamada
"inhibidor del activador de plasminógeno tipo 1", que lanzada a las
vías aéreas contrarrestaría la acción de la neumolisina.
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