De todos los estudios médicos a los que debe someterse una mujer con
problemas de fertilidad, el más temido posee un nombre casi
impronunciable: histerosalpingografía. Es molesto, doloroso e incómodo:
quien lo realiza tira del útero de la paciente con una pinza, mientras
ella rota de posición para permitir obtener imágenes de rayos X de su
aparato reproductor desde diferentes ángulos.
“Me dolió más que el parto –aseguró Sandra L., de 43 años–. Cada vez
que te tiran del útero es un dolor tan fuerte como el de una
contracción.”
Pero esa aflicción ha dejado de ser necesaria. Investigadores
argentinos han desarrollado un método de diagnóstico alternativo basado
en tomografías computadas de última generación, que permite evitar la
tracción del útero.
“La histerosalpingografía es un estudio que es muy doloroso y
que da mucho temor, por eso surgió la idea de desarrollar un nuevo
método, más cómodo y con menos efectos adversos para la mujer", dijo a
LA NACION el doctor Mariano Baronio, del Centro de Estudios en
Ginecología y Reproducción (Cegyr), que junto con investigadores de
Diagnóstico Maipú desarrolló la histerosalpingografía virtual.
Al igual que la histerosalpingografía convencional, su forma
virtual permite la detección de posibles obstrucciones y malformaciones
en el útero y en las trompas de Falopio, lo que la convierte en una
herramienta esencial para la evaluación de la mujer con problemas de
fertilidad. Todo eso sin causar dolor y reduciendo al mínimo la
posibilidad de efectos adversos.
"Aunque en forma infrecuente, la histerosalpingografía
convencional puede causar sangrados, infecciones y reacciones alérgicas
-señaló la doctora Patricia Carrascosa, jefa del Departamento de
Investigación de Diagnóstico Maipú-. Al no traccionar el cuello del
útero, la histerosalpingografía virtual anula ese riesgo de sangrado y
de infección, y reduce al mínimo la probabilidad de causar reacciones
alérgicas."
Hasta ahora, los investigadores ya han probado el nuevo método
en más de 100 pacientes, en las que compararon la efectividad y la
seguridad de ambos procedimientos. Todos los parámetros evaluados se
inclinan en favor del método virtual.
El estudio que consigna los resultados será presentado en la
reunión anual de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva de los
Estados Unidos; quienes organizan ese encuentro científico le han
otorgado el primer premio en la categoría Alcances Tecnológicos en
Reproducción Humana.
"Con el nuevo estudio me fue bárbaro -contó Sandra, que
recientemente debió repetir la histerosalpingografía, esta vez en su
versión virtual-. Tardé cinco minutos desde que entré al consultorio
hasta que me fui, no me dolió nada y pude volver a trabajar el mismo
día. En cambio, cuando me realizaron la histerosalpingografía
convencional, estuve media hora y después tuve que irme a la cama por
el dolor."
En el caso de Sandra, el estudio virtual permitió la detección
de pólipos en el útero y de una trompa de Falopio obstruida, dos
problemas que luego fueron resueltos quirúrgicamente. Hoy Sandra está
embarazada de cuatro meses.
Diferencias
Casi podría decirse que las formas convencional y virtual de la histerosalpingografía sólo tienen en común su finalidad.
"El estudio convencional se realiza con la mujer en posición
ginecológica -describió la doctora Carrascosa-; con una pinza se
tracciona el cuello uterino y se inocula una solución de contraste
viscosa, que requiere que la paciente se mueva con todo el aparataje
colocado dentro de su cavidad ginecológica para poder tomar distintas
vistas con rayos X."
En su forma convencional, el estudio dura por lo menos 20 minutos. En la forma virtual, el tomógrafo computado multislice
insume tan sólo cuatro segundos en realizar esa tarea; así, desde que
la mujer ingresa en el consultorio hasta que se retira transcurren no
más de cinco minutos.
Durante el lapso en que se realiza la histerosalpingografía
virtual, la mujer permanece en posición ginecológica, pero no es
necesario que se mueva para obtener imágenes desde distintos ángulos,
ya que la tomografía computada produce una imagen en tres dimensiones
de su cavidad uterina, que permite a los médicos "recorrer" y estudiar
virtualmente su interior.
Tampoco se realiza ningún tipo de tracción sobre el cuello de
su útero. La finalidad de esta maniobra en la forma convencional del
estudio es desplegar el útero para poder visualizar posibles
anormalidades. Una vez más, las tres dimensiones que aporta la
tomografía permiten evitarlo.
Y hay más diferencias. "La solución de contraste no es tan
viscosa, pues está diluida en solución fisiológica, lo que reduce el
riesgo de alergias", agregó Carrascosa. Además, se emplea una dosis de
radiación un 50% menor que la de la histerosalpingografía convencional.
"El confort de la mujer durante la realización del estudio es
algo muy importante, y es algo que medimos durante el trabajo en que
comparamos el método convencional con el virtual -concluyó la experta
en diagnóstico-. Y la verdad es que las pacientes no pueden creer que
se pueda hacer sin dolor."
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