Los estrógenos desempeñan un papel fundamental en el desarrollo cognitivo de las mujeres, al menos hasta los 50 años, cuando frecuentemente se produce la menopausia. Conservar los ovarios, los órganos que sintetizan estas hormonas, hasta esa edad reduce el riesgo de aparición de problemas de memoria, demencia o Parkinson, según dos estudios publicados en la revista 'Neurology'.
Un equipo de investigadores, procedentes de la Clínica Mayo en
Rochester (EEUU), siguió, durante una media de 27 años, a miles de
mujeres a las que se les habían extirpado uno o ambos ovarios y comparó
sus historiales relacionados con este tipo de trastornos con los de
otras que conservaban los órganos. El primero de los trabajos, con casi
3.000 participantes, mostró «un aumento del riesgo de aparición de
déficit cognitivo o demencia en las mujeres que sufrieron una
intervención de ooforectomía [extirpación de los ovarios] unilateral o
bilateral antes de la menopausia».
Este ultimo grupo tenía el doble de posibilidades de desarrollar
estos trastornos comparado con las participantes que conservaron sus
ovarios. Además, cuanto más joven es la mujer en el momento de la
intervención, mayor es el riesgo de que en el futuro desarrolle una
demencia. En cuanto a las que seguían teniendo uno de los dos ovarios,
se detectó un ligero aumento de estas enfermedades neurológicas y,
aunque la asociación no era estadísticamente relevante, indica que se
trata de una «pérdida significativa», según los autores.
«Es posible que los estrógenos tengan un efecto protector sobre el
cerebro y que su ausencia, provocada por la retirada de los ovarios,
pueda incrementar las posibilidades de que una mujer desarrolle
problemas de memoria», explica Walter A. Rocca, autor principal del
trabajo e investigador de la Clínica Mayo. Esta hipótesis está apoyada
por otro de los hallazgos del estudio. Aquellas participantes que se
sometieron a una ooforectomía antes de los 50 años y que recibieron un
tratamiento hormonal sustitutivo hasta alcanzar esa edad no tenían más
riesgo que las participantes «sanas», lo que parece corroborar este
efecto protector de los estrógenos.
El equipo dirigido por A. Rocca firma asimismo otro trabajo,
publicado en esta misma revista y realizado con 4.600 mujeres, en el
que se estudió la relación de estas hormonas con la aparición de
parkinsonismo, el grupo de trastornos neurológicos en el que se incluye
el Parkinson. De nuevo, la extirpación de los ovarios se asoció con un
aumento del desarrollo de esta enfermedad. En total, 43 mujeres con
ooforectomía bilateral o unilateral y 29 que conservaban los ovarios
padecían parkinsonismo. El 78% de las primeras desarrolló la enfermedad
de Parkinson, comparado con el 62% del otro grupo. Además, los
investigadores observaron un «efecto ligado a la edad de los estrógenos
sobre la mortalidad por causas neurológicas y psiquiátricas». En
especial, las mujeres que se quedan sin ovarios antes de los 45 años
tienen más riesgo de morir por cualquier causa.
Para A. Rocca estos resultados tienen consecuencias clínicas
importantes que instan a los médicos a replantearse la extirpación de
los ovarios antes de la menopausia y el uso de estrógenos después de
esta cirugía. Y están, aparentemente, en contra de los aportados por la
'Women's Health Initiative,' un gran estudio acerca de la salud de las
mujeres, que alertó de los riesgos, incluido el de demencia, a los que
se enfrentan las mayores de 65 años que toman hormonas (estrógenos y
progesterona). El equipo de A. Rocca cree que sus hallazgos indican la
existencia de un efecto dependiente de la edad. «Antes de los 50 los
estrógenos son protectores. Después de los 65 son dañinos. Nadie sabe a
ciencia cierta lo que ocurre en medio».
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