Algunos de los fármacos que ya se emplean para combatir el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) podrían tener también acción contra las células tumorales. Un estudio llevado a cabo por la principal institución oncológica de EEUU, el National Cancer Institute (NCI), así lo ha demostrado en ratones y con muestras celulares 'in vitro'.
Según explican los investigadores en las páginas de la revista 'Clinical Cancer Research',
donde se acaban de publicar sus conclusiones, la idea de estudiar la
eficacia de estos fármacos antisida surgió por su capacidad para inhibir la activación de una proteína, Akt, que también está implicada en el desarrollo de varios tipos de cáncer.
Con esta filosofía, un equipo dirigido por Phillip Dennis comprobó
la acción de seis inhibidores de la proteasa distintos contra células
de cáncer de pulmón y otros nueve tejidos malignos diferentes. Sus
conclusiones, que ahora deberán ser estudiadas en pacientes, mostraron
que tres de los seis medicamentos (nelfinavir, ritonavir y saquinavir) lograban frenar el crecimiento de las células malignas cuando se administraban en las mismas dosis que se dan ya a los pacientes seropositivos.
Ésta no es una cuestión menor, y los científicos destacan
precisamente el hecho de que se trate de fármacos que ya están
disponibles, y que han demostrado su seguridad, sus mecanismos de
acción, las dosis óptimas y sus potenciales efectos secundarios. "La
necesidad de agilizar el desarrollo de nuevas terapias contra el cáncer
es crítica", ha señalado Dennis en un comunicado emitido por el NCI,
"identificar nuevas aplicaciones para productos que ya están autorizados para su uso en humanos podría acelerar enormemente [este proceso]".
Muerte celular
Los dos antivirales más potentes en la investigación fueron
nelfinavir y saquinavir, que lograron frenar el crecimiento tumoral y
acelerar un proceso conocido como muerte celular programada o
apoptosis, que provoca la destrucción de las células malignas.
Nelfinavir, el más eficaz de todos los compuestos testados, logró la
muerte celular por dos mecanismos diferentes. Uno de ellos, la
mencionada apoptosis; y en segundo lugar, a través de la inducción de
estrés en una parte de la célula que sintetiza las proteínas, el
retículo endoplasmático. Aunque algunos fármacos anticancerígenos
habían logrado inducir esta clase de muerte celular en los tubos de
ensayo, este antisida lo ha logrado también por primera vez en células
tumorales trasplantadas a los roedores.
"El estrés sobre el retículo endoplasmático está empezando a cobrar
importancia en la investigación sobre cáncer", asegura el director del
NCI, John Niederhuber, "porque se sospecha que puede cobrar importancia
en el desarrollo tumoral". El siguiente paso de estos investigadores
será demostrar la utilidad de estos mismos medicamentos en humanos
para comprobar qué dosis son óptimas para los pacientes con cáncer y
ver, asimismo, cómo se comportan los fármacos en el organismo.
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