La tasa anual de fallecimientos cae por primera
vez en la historia mundial contemporánea de los 10 millones en menores
de cinco años gracias a los avances médicos.
Unicef, el fondo de la
ONU para la infancia, considera que se han logrado «progresos
históricos» en la lucha contra la mortalidad infantil en todo el mundo.
La lucha contra el sarampión se considera decisiva en ese avance
histórico.
De acuerdo con el informe anual sobre el estado de la
infancia, «por primera vez en la historia moderna el número de niños
que mueren con menos de cinco años cae por debajo de los diez
millones». Unicef considera que actualmente 9,7 millones de niños
mueren cada año, una cifra muy inferior a los 13 millones de niños que
morían en 1990.
Esto representa un «progreso histórico», sostiene UNICEF, y
dice que se debe fundamentalmente a la adopción de «programas básicos»
de salud, entre los que destaca la lucha contra el sarampión.
Por primera vez en la historia moderna, el número de niños
que fallecen con menos de cinco años de edad cae por debajo de los diez
millones Al lado de los progresos conseguidos frente al sarampión, también
son de considerar como factores determinantes la lactancia materna y el
suministro de suplementos vitamínicos. La reducción más fuerte de muertes de niños entre los años 1990 y
2006 se registró en América Latina y en el Caribe, en Europa Central y
del Este y también Asia del Este y el Pacífico.
Alan Court, director de programas de Unicef, ha indicado que
en América Latina se producen unas trescientas mil muertes anuales de
niños menores de cinco años, lo que significa una reducción a la mitad
de las casi seiscientas mil que ocurrían en el año 1990, un progreso
muy notable.
La llamada «meta del milenio», centrada en reducir la
mortalidad infantil en dos terceras partes para el año 2015, podría
lograrse fundamentalmente en América Latina, de acuerdo con el reciente
estudio del fondo de la ONU para la infancia. Entre los países que destacan en la reducción de la mortalidad
infantil figuran como destacados la República Dominicana, Marruecos y
Vietnam. En el continente africano las campañas de vacunación contra el
sarampión han logrado reducir las muertes de infantes en un 75 por
ciento, un éxito realmente impresionante . De todos modos, y si bien las campañas de inmunización han
salvado las vidas de millones de niños, estudios realizados también a
instancias de Unicef demuestran que dos terceras partes de las muertes
neonatales y, asimismo, de niños y niñas de corta edad en todo el mundo
se pueden evitar con medidas viables. Los avances son relativos a la hondura de los problemas de salud.
Por eso, la región con la tasa más elevada de mortalidad infantil es
África occidental y central, con 190 muertes por mil nacidos vivos.
Concretamente, el país con la tasa más elevada de mortalidad infantil
es Sierra Leona, con 282 muertes por mil nacidos vivos. En África
occidental, el porcentaje de muertes infantiles por causas relacionadas
con la desnutrición es del 53 por ciento. Entre los progresos es de destacar la labor de Brasil, que redujo
la mortalidad entre niños menores de cinco años en un 48 por ciento
entre 1990 y 2005. En esos quince años, la tasa de mortalidad infantil
cayó de 59,6 a 31,1 fallecimientos por cada mil nacidos vivos. De
acuerdo con Unicef, eso significa que fue evitada la muerte de otros
20.000 niños en los últimos cinco años. Para alcanzar la «meta del
milenio», Brasil se comprometió a disminuir la tasa en dos tercios para
2015.
En su caso, en América Latina y el Caribe la tasa fue de 27
muertes cada mil nacidos vivos, contra 55 fallecidos en 1990. El
contraste con la situación propia de los países desarrollados es aún
muy fuerte, ya que, como media, la tasa es de 6 cada mil nacidos vivos.
Unicef atribuye el resultado en Brasil a las vacunaciones,
especialmente a la lucha contra el sarampión.
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