La Organización Mundial de la Salud se replantea una nueva estrategia global contra la tuberculosis. La historia reciente es la de un fracaso científico y político. Existe un tratamiento pero su administración es compleja, con combinaciones de distintos fármacos durante un mínimo de seis meses, y su eficacia es limitada por el aumento de resistencias. Más de la mitad de los casos, alrededor del 65%, no se diagnostican. Cada año mueren dos millones de personas.
"Las estadísticas globales sugieren que solamente el tratamiento de observación directa [DOTS, las siglas del programa global de la OMS lanzado en 1993] no es suficiente para lograr los objetivos de 2015", reducir a la mitad la prevalencia de la enfermedad, según escriben en la última edición de The Lancet, Mario Raviglione y Mukund Uplekar, de la Organización Mundial de la Salud.
El organismo sanitario publica en la revista británica un nuevo plan dirigido a reforzar la estrategia global contra la tuberculosis, desde el ámbito de investigación al desarrollo de programas locales de asistencia. El programa, llamado 'Stop TB Strategy' y anunciado en el mes de enero en el Foro Económico de Davos, refuerza las distintas iniciativas lanzadas en los últimos años por distintas compañías privadas y centros académicos y configura una nueva agenda internacional para luchar contra la epidemia. Renovar los tratamientos Uno de los mayores desafíos es actualizar la cartera de medicamentos disponibles. Hace 40 años que se introdujo el último fármaco, la rifampicina, y la terapia actual tiene un alto perfil de toxicidad y requiere una alta adherencia durante al menos seis meses para que sea eficaz. Estas condiciones limitan la eficacia del tratamiento en las zonas de mayor impacto de la enfermedad, como el continente africano. Al mismo tiempo, su interacción con los medicamentos contra el sida supone un obstáculo clave, ya que una alta tasa de afectados sufre las dos enfermedades. "El desarrollo de fármacos con nuevos mecanismos de acción es particularmente importante", afirman Philip Onyebujoh, William Rodriguez y Peter Mwaba, del programa conjunto de la OMS con otros organismos internacionales, la Universidad de Harvard y la Universidad de Zambia, respectivamente. Hay abiertas distintas opciones: terapias más cortas y simples, fármacos dirigidos contra dianas distintas a las actuales y que permitan esquivar la dinámica de desarrollo de resistencias, medicamentos diseñados para atacar el bacilo cuando se encuentra en estado latente y tratamientos potencialmente combinables con las terapias antirretrovirales para el VIH. Después de más de tres décadas sin inversión en tuberculosis, la Alianza Global para el Desarrollo de Fármacos para la Tuberculosis, que agrupa a 120 organizaciones de distinta naturaleza, y tres multinacionales farmacéuticas -AstraZeneca, GlaxoSmithKline y Novartis- lideran la investigación en este campo. "Este renovado interés en el descubrimiento y desarrollo de medicamentos ha transformado una fotografía sombría en un optimismo cauto", afirman Melvin Spigelman, de la Alianza Global, y Stephen Gillespie, del Royal Free Hospital de Londres. Los periodos de desarrollo propuestos oscilan entre 2010 y 2015. Antes, según señala un artículo publicado a principios de marzo en 'Science', es poco probable que lleguen nuevas moléculas al mercado. Sistemas de diagnóstico Otro de los principales problemas es la mejora del sistema de diagnóstico. No se dispone de una prueba específica fácil de realizar, barata, rápida y precisa. El esquema básico que sigue la detección de la enfermedad se remonta más de cien años atrás, a finales de 1880: análisis bajo el microscopio de una muestra de esputo. "A pesar de que se describe como una prueba sencilla, es altamente dependiente de la formación y la diligencia de los microscopistas, requiere múltiples exámenes y en condiciones planificadas lleva días en lugar de horas para completarlo, lo que provoca que muchos pacientes abandonen durante el proceso", reza 'The Lancet'. Un sondeo realizado a finales de 1990 identificó más de 50 compañías interesadas en invertir para renovar el sistema, una pieza clave para la mejora de otro aspecto básico de la estrategia de la OMS: aumentar el porcentaje de pacientes diagnosticados y, hasta que no haya otras terapias disponibles, la cobertura del DOTS. En este punto, la coordinación con las iniciativas locales es un paso fundamental para el éxito de la estrategia. "DOTS continúa siendo central en el control de la tuberculosis. Pero con el programa establecido en 183 países, la nueva estrategia inyecta nueva energía para hacer los esfuerzos más eficaces y seguros", señala Raviglione, director del plan de la OMS.
Nigeria, Reino Unido y Bill Gates apadrinan ambicioso plan El Foro de Davos ha situado la tuberculosis en la agenda política internacional. El presidente nigeriano Olusegun Obasanjo, el ministro de Economía y Hacienda británico, Gordon Brown, y el fundador de Microsoft, Bill Gates, han apadrinado un nuevo plan contra la enfermedad que aumenta el presupuesto hasta los 56.000 millones de dólares (unos 46.000 millones en euros). Obasanjo, Brown y Gates han pedido a la comunidad internacional que apoyen la estrategia, cuyos principales objetivos son difundir el tratamiento a 50 millones de personas y prevenir 14 millones de muertes en los próximos 10 años.
En el Plan Global para Detener la Tuberculosis se pide que se tripliquen los fondos destinados a facilitar el acceso al tratamiento y desarrollar nuevos fármacos y sistemas de diagnóstico. El presupuesto estimado consta de 47.000 millones para el control de la enfermedad y 9.000 millones para programas de investigación, lo que representa un aumento de 31.000 millones respecto al último presupuesto. Según las tendencias actuales de financiación del programa, el 40% de los nuevos fondos deberán proceder del G-8 y de otros países donantes y el 60% restante de naciones donde la tuberculosis representa un problema principal de salud. Petición al G-8
La tuberculosis es, con el sida y la malaria, una de las tres grandes pandemias que asolan el mundo pobre. En 2005 se declaró una emergencia en 46 países africanos. También representa un problema sanitario en zonas de Asia, América Latina y Europa oriental. Se estima que cada año la enfermedad mata a dos millones de personas. "Esperamos que la Unión Africana apoye el plan y pedimos a los gobiernos africanos que se comprometan a compartir los recursos necesarios para implementarlo", ha dicho Obasanjo. "Durante mucho tiempo los líderes mundiales han ignorado la epidemia global de tuberculosis", ha dicho Brown. "El plan presentado hoy demuestra que la lucha contra la tuberculosis podemos ganarla. Espero que el G8 haga de ella una prioridad". El jueves, el ministro británico anunció que su Gobierno aportará 74,43 millones de dólares al nuevo plan. El dinero se destinará a la financiación de distintos programas contra la enfermedad que se llevan a cabo en India. La Fundación Gates se ha comprometido a triplicar su inversión en tuberculosis en la próxima década, de 300 millones de dólares a 900 millones para 2015, para apoyar el plan. |