El 22% de los niños uruguayos de entre 6 y 11 años que concurren a las
escuelas públicas y privadas urbanas presentan algún problema mental.
Son 81.266 chicos, de los cuales sólo 26.645 recibieron la atención
necesaria.
Esos son algunos resultados del Primer Estudio Epidemiológico Nacional
sobre Salud Mental Infantil, presentado el jueves por la Clínica de
Psiquiatría Pediátrica de la Facultad de Medicina de la Universidad de
la República en el Hotel Four Points.
Para ello realizaron una muestra representativa de todas las
escuelas urbanas del país -públicas y privadas- y los padres de 1.374
niños contestaron un cuestionario, que es utilizado internacionalmente.
En ella se evaluaron 118 ítems (ver nota aparte).
Actualmente se realiza una comparación internacional entre 31 países.
"Si se incluye a Uruguay estaríamos casi en la mayor gravedad",
afirmó la profesora agregada de la Clínica de Psiquiatría, Gabriela
Garrido.
El estudio dividió a los niños en tres grupos. Encontró que 63,3% de
los escolares no tienen ninguna patología y que 14,5% están en una
"zona de riesgo", lo que implica que no tienen un trastorno, pero sí
síntomas de una "entidad tal" que necesitan "un abordaje", indicó la
profesora de la Clínica, Laura Viola.
Además, el 22,2% presentaron un problema mental o un trastorno que
puede ser diagnosticado. "Los padres reportan que ese porcentaje
presenta problemas emocionales o de conductas de entidad", indicó
Viola. En el Interior la proporción asciende al 24% y en Montevideo al
20%.
"Hay 356.840 niños escolarizados entre los 6 y 11 años. Si la
prevalencia de los problemas mentales es del 22%, entonces estamos
frente a más de 80.000 niños con importante nivel de sufrimiento, con
una repercusión familiar, escolar y social, sobre todo con mayor número
de complicaciones, del tipo de conductas suicidas, consumos de
sustancias, discapacidad y de afectación de la calidad de vida en la
infancia, en la adolescencia y su adultez", señaló la especialista.
Al dividir a los niños en grupos de edades, las investigadoras
encontraron que entre los 6 y 8 años el 17,2% están en la zona de
riesgo y el 18,1% en el área de la "patología". Entre los pequeños de 9
y 11 años, en tanto, 12,3% están en la zona de riesgo y 25,1% en la
patología.
El hecho de que la patología aumente en el tramo de más edad es para
Viola un dato "nada menor", porque son los niños que estaban en riesgo
cuando eran más pequeños. "Esto nos dice dónde tenemos que actuar",
afirmó.
TIPOS. El estudio dividió a los problemas en dos grupos: los
internalizados (fundamentalmente ansiedad y depresión) y los
externalizados (comportamiento agresivo y delictivo, los trastornos
"más graves" de conducta).
Respecto a los trastornos internalizados, 58,7% de los niños no
tenían patología, 14,6% estaban en la zona de riesgo y 26,8% sí
presentaban patologías. Al estudiar el rango de edades, se detectó que
en los niños de entre 6 y 8 años el 13,3% presentaban riesgo y el 22,3%
patologías. En las edades entre 9 y 11 las proporciones fueron 15,6% y
30,4% respectivamente.
En cuanto a los trastornos externalizados el 13,5% están en la zona
de riesgo y el 19,1% presentaron conducta patológica. No notaron
mayores diferencias entre ambos grupos de edades estudiadas.
NIÑOS SILENCIOSOS. "Estos datos muestran que los problemas
internalizados, la ansiedad y la depresión, se encuentran con alta
frecuencia en los escolares uruguayos, además de los problemas
conductuales por sí solos. Los llamamos niños silenciosos, porque
realmente no dan tantos problemas", afirmó Viola.
El estudio abarcó también el análisis de la prevalencia de los
diferentes trastornos entre los niños de 6 y 11 años que concurren a la
escuela.
Del universo total, 16% presentan ansiedad, 10,8% depresión, 7,6%
trastorno por déficit de atención con hiperactividad y 5,8% trastornos
de conducta.
"Las alteraciones en el desarrollo tienen una alta asociación con
las alteraciones emocionales y conductuales, con un resultado claro de
alteración y dificultad de aprendizaje, generando una importantísima
repercusión en el individuo", sostuvo Viola. Para asistir al total de
la población que precisa atención psiquiátrica infantil (81.266 menores
entre 6 y 11 años) serían necesarios 217 especialistas. "Contamos con
un tercio de ellos", dijo Viola.
Dificultades graves al aprender
El 19% de los niños que van a la escuela y tienen entre 6 y 11 años
tienen dificultades severas de aprendizaje, según las conclusiones del
estudio. Si el análisis se extiende a quienes tienen algún problema de
aprendizaje, el guarismo llega al 39%, dijo la profesora de la Clínica
de Psiquiatría Pediátrica, Laura Viola. De ellos, sólo el 25% recibe la
atención que necesita. "¿Y por qué es importante? Porque el 38% de los
niños que tienen dificultades de aprendizaje están en el área de la
patología", dijo Viola.
Además, analizaron el nivel de instrucción de la madre. El 32% de
ellas tienen hasta seis años de educación. "Si esto lo relacionamos con
los que tienen problemas de aprendizaje, encontramos que el 46% de las
madres de estos niños tienen menos de seis años de educación", sostuvo.
Añadió que los niños con dificultades de aprendizaje van a las
escuelas de contexto más desfavorable y las madres con pocos años de
educación mandan a sus hijos también a esos centros. Si se acumulan los
dos factores de riesgo (la educación de la madre y el contexto de las
escuelas) el 80% de los niños con problemas de aprendizaje corresponden
a ese núcleo.
Relevaron 65 centros en el país
Para el estudio se utilizó el CBLC (lista de comportamientos
infantiles), una escala global de medición validada en distintos
países, explicó la profesora agregada Gabriela Garrido.
El CBLC se adaptó al lenguaje rioplatense y se obtuvo la licencia oficial para su uso en Uruguay.
Consta de dos partes: un inventario autoadministrado (20 items) y
una evaluación (118 items). De esto último es que se presentaron los
resultados.
Se realizó una muestra representativa de los niños de entre 6 y 11
años que concurren a las escuelas públicas y privadas de todo el país.
Se relevaron 65 centros.
El 23% de las escuelas era de contexto muy desfavorable, 21% desfavorable, 27% medio, 14% favorable y 13% muy favorable.
El cuestionario recoge la percepción de los padres sobre la ausencia
o presencia de síntomas en el último año. No es un diagnóstico.
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