Un equipo de científicos ha descubierto en ratones que el principio activo de la "aspirina" es capaz de frenar el crecimiento de tumores, tras introducir en células enfermas una variante atenuada de la bacteria "Salmonella enterica".
Así lo explica Eduardo Santero, director de la investigación en el
Centro Andaluz de Biología del Desarrollo, quien aseguró que el
hallazgo "abre todo un mundo de aplicaciones potenciales en diversos
campos de la medicina".
Durante la investigación, que aparece en el último número de la
revista 'Nature Methods', los científicos emplearon como "caballo de
Troya" para matar a las células cancerosas la variante de la
"Salmonella enterica", la bacteria que causa trastornos
gastrointestinales".
Según Santero, esta variante, que no produce la enfermedad y puede
ser introducida en las células animales, había sido programada
genéticamente para que originara una respuesta determinada, una vez
alojada en el interior de las células.
Tal y como habían previsto los científicos, la cepa de la bacteria
indujo un crecimiento de los tumores mucho menor en los ratones en los
que había sido introducida y que habían sido tratados con salicitato
-el principio activo del ácido acetilsalicílico-.
Asimismo, demostraron que, una vez que se ha administrado el
analgésico al ratón, la Salmonella es capaz de convertir un compuesto
inocuo, el 5-fluorocitosina (5-FC), en un potente anticancerígeno empleado en la quimioterapia convencional, el 5-fluorouracilo (5-FU).
El equipo de Santero, que ha trabajado en colaboración con
científicos del Centro Helmholtz de Enfermedades Infecciosas de
Braunsweig (Alemania), conocía previamente la capacidad de algunas
cepas de la Salmonella enterica para infectar células cancerosas y para
acumularse con más facilidad en los tejidos enfermos que en los sanos.
A juicio del investigador del Centro Andaluz de Biología del
Desarrollo (centro mixto de la Universidad Pablo de Olavide, el CSIC y
la Junta de Andalucía), el descubrimiento abre la puerta a una
estrategia de lucha contra el cáncer "radicalmente distinta" a la
utilizada hasta el momento.
Esta estrategia, en vez de administrar quimioterapia desde el exterior, podría realizarse desde el interior de las células cancerosas, donde la bacteria fabrica la "medicina", la zona en la que es preciso actuar.
Además, el "fármaco" que se obtendría actuaría de forma preferente
en las células cancerosas y tendría, por tanto, muchos menos efectos
secundarios sobre los tejidos. Asimismo, apuntó Santero, la nueva
terapia que podría propiciar este hallazgo permitiría fabricar en el
interior "agentes terapéuticos" como proteínas tóxicas, que no pueden
emplearse desde el exterior porque tienen dificultades para alcanzar el
interior de las células tumorales.
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