Prácticamente no hay
colegio que se libre de ellos. Los piojos encuentran todos los años
miles de cabezas de pequeños a los que chuparles la sangre sin piedad.
Los insectos desquician a padres y madres que intentan que sus retoños
se vean libres de esta plaga que, para más inri, está acompañada de
ridículos mitos ajenos a todo rigor científico. Por ejemplo, se cree
que los piojos vuelan, a pesar de que ni siquiera saltan. Tampoco
transmiten enfermedades en nuestro medio y no deben asociarse a un
nivel socioeconómico bajo ni a suciedad, pues se trata de unos bichos
que campan a sus anchas y que no distinguen entre clases sociales,
razas, ni lugares.
Lo cierto es que son unos auténticos supervivientes perfectamente
aclimatados a nuestro hábitat e irrumpen con fuerza en el inicio del
curso escolar. En varios colegios zaragozanos ya se han detectado
casos. Además, según las estimaciones que ha hecho este año el
Ministerio de Educación para toda España, los piojos pueden afectar a
16.000 niños aragoneses durante este curso.
Para evitar que estos molestos insectos se alojen en las cabezas de los
más pequeños, se pueden tomar algunas medidas preventivas. Las más
útiles consisten en revisar las cabezas cuidadosamente a la menor queja
del niño o en cuanto llegue un aviso del colegio en el que estudie.
Nunca hay que dar un tratamiento antiparasitario si no se han detectado
los insectos.
Los remedios
Si, pese a esto,
los niños no se libran de los piojos, para quitárselos de encima es
preciso matarlos a conciencia. Hay que acabar con los adultos, con las
ninfas, que es como se llama a las crías, y con las liendres (huevos).
Estas últimas se parecen a las motitas de caspa pero a diferencia de
ésta se pegan al pelo y es difícil soltarlas. Hay que retirarlas con un
peine especial llamado liendrera.
De poco sirve acabar con los adultos si queda algún huevo, y el asunto
no es baladí dada la extraordinaria fecundidad de estos parásitos.
Desde que la hembra pone el huevo hasta que el nuevo piojo pone otra
liendre pasan tan solo un par de semanas. En 15 días la cabeza puede
estar infestada.
Para combatir a estos insectos, la Organización Mundial de la Salud
(OMS) recomienda la aplicación de permetrina al 1% como el tratamiento
más efectivo. Su formulación junto a butóxido de piperonilo aumenta su
eficacia, ya que potencia la actividad de la permetrina. Tras el
tratamiento y para lograr resultados más efectivos, es importante el
uso de un peine metálico diseñado para este fin. Pese a lo que se cree,
el vinagre -muy utilizado como remedio casero- no mata los piojos.
El piojo vive en la cabeza y su supervivencia fuera de ella es
limitada. No obstante, es conveniente evitar cualquier posibilidad de
contagio por lo que hay que lavar a más de 50 grados las toallas y la
ropa de cama (almohada y cojines, sobre todo) del niño afectado.
Los gorros, cintas de pelo y bufandas también deben ser lavados
adecuadamente. Si es posible, es aconsejable secarlos también a
temperatura bastante elevada..
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