Las mujeres europeas son más tolerantes con las arrugas en el rostro que las estadounidenses, o eso es lo que se desprende de un estudio sobre hábitos en los cuidados de la belleza realizado en seis países y presentado ahora en Nueva York.
Bajo el nombre de "Primer estudio antropológico y estético sobre
cuidados de la belleza", la compañía de productos de cosmética Allergan
presentó un informe que revela las diferencias culturales que existen a
la hora de encarar el cuidado personal entre los habitantes de EE.UU.,
Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y España, y donde la visión de
la arruga aparece como la principal disparidad. Más de la mitad
de las participantes norteamericanas en el estudio reconoce que no
tolera las arrugas en la cara y que, si pudiera, las haría desaparecer
de inmediato. Esa es una cifra que supera en varios puntos a las encuestadas europeas, que se muestran a favor de no deshacerse de todas. "En
Europa la mayoría de mujeres quieren parecer naturales y no
artificiales, algo más relacionado, por desgracia, con el estilo
americano", explicó hoy a Efe Wendy Lewis, experta neoyorquina en
imagen considerada por muchos como una "gurú" de la cirugía cosmética y
el cuidado de la piel, y que ha participado en el análisis de los
resultados del estudio. Para Lewis, "el estudio deja claro que la
tolerancia hacia las arrugas en Europa es mucho mayor que en EE.UU., ya
que la diferencia es que una francesa no querría jamás asemejarse a las
cantantes Cher o Dolly Parton". "Además, las mujeres europeas se
empiezan a preocupar más tarde por las arrugas que las estadounidenses,
especialmente que aquellas que viven en zonas como Los Ángeles o Nueva
York, donde está la industria de la imagen", sostuvo Lewis. Comparando
las opiniones entre más de 7.000 mujeres de los seis países, el estudio
muestra como resultado global que ocho de cada diez reconocen tener
arrugas en la cara, pero que tan sólo un cuarenta por ciento de las
encuestadas querría deshacerse de todas los pliegues en la piel. Estos
resultados harían pensar a cualquiera que se acerca el final de la
batalla contra las arrugas, pero el estudio muestra como elemento más
destacado el aumento del 400 por ciento a escala mundial en el uso de
cosméticos inyectables como el botox. "No creo que jamás demos
por acabada la lucha contra las arrugas. Las mujeres ahora no quieren
deshacerse de todas, pero sí tener las menos posibles", aseguró Lewis,
para quien "la mayoría de las mujeres entre los 40 y los 50 años no
quieren aparentar 25 años". El estudio desvela que las mujeres se
desean someterse a tratamientos antiarrugas "no para presentar un
aspecto completamente diferente, sino para sentir que su piel está
fresca y rejuvenecida y sentirse bien para su edad", según asegura la
experta, quien señaló que eso es lo que consigue el botox. "El
uso del botox ha aumentado tanto porque ahora se prefiere evitar la
cirugía por el riesgo, el tiempo y el dinero que supone", explicó
Lewis, para quien ese tipo de tratamientos inyectables son los que
"mayor impacto han causado en la industria de la belleza en la última
década". Las mujeres italianas y las españolas son las que mayor
predisposición muestran a la hora de aplicarse botox, aunque las
españolas son casi las que menos lo usan en la actualidad, y con las
alemanas en último lugar. El mayor gasto en productos cosméticos
de todas las encuestados lo concentran precisamente las italianas y las
españolas, quienes consumen al mes un promedio de 70,68 y 63,5 dólares
respectivamente en cuidados de la belleza, contrastando con los apenas
40 dólares que invierten las norteamericanas. "Las españolas son
muy elegantes y siempre se han preocupado por la apariencia de su piel.
Es algo cultural y, junto a las italianas, siempre se han mostrado muy
interesadas por los cosméticos y el maquillajes", explicó Lewis. El
estudio también desvela el gusto por el cuidado de la piel y la belleza
que demuestra en los últimos años el hombre, que no escapa de la moda
del botox y que, según los datos mostrados, no tendría problema alguno
en reconocer que utiliza inyectables. Entre junio y julio de
2006, un total de 10.647 personas (3.616 hombres y 7.031 mujeres) de
Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y España
participaron en el estudio.
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