Un estudio publicado en la edición de este mes de los Archivos de Psiquiatría General estimó que los trastornos mentales, la depresión principalmente, les cuestan a los estadounidenses 1.300 millones de días de actividad normal todos los años.
Mucha de la gente con este
mal dice sentirse desahuciada, desvalida, incapaz de enfrentar la vida,
sin capacidad para hallar soluciones para sus problemas y piensa en
quitarse la vida por momentos. Algunos lo hacen.
Los tratamientos para la depresión, con
antidepresivos o alguna terapia, ayudan a cerca de dos tercios de
quienes la sufren. Pero a medida que comienzan a mejorar, los pacientes
se preguntan si están mejor, si están curados y si pueden suspender el
tratamiento.
La evaluación de algunos parámetros puede ayudar
a determinar en qué medida cedieron los síntomas, como tener
dificultades para dormir, aunque los psiquiatras dicen apostar más al
estado de ánimo general.
Hoy, los resultados de vastos estudios de largo
plazo están comenzando a pintar un panorama más claro sobre el curso de
la depresión, además de a mejorar las decisiones sobre cuándo poner fin
a un tratamiento.
Si una persona tuvo un solo episodio de
depresión, las chances de una recuperación duradera son bastante
buenas. Pero esas chances disminuyen con cada nuevo episodio.
¿Cómo saben los pacientes si están lo suficientemente bien para interrumpir la terapia?
"La idea sobre lo "bien" que puede estar una
persona es algo que deben acordar el médico y su paciente", asegura
Andrew Leuchter, psiquiatra en el Instituto Semel de Neurología y
Comportamiento Humano de la Universidad de California, Los Angeles, un
especialista en eficacia de tratamientos para la depresión.
Existen grados de gravedad de los síntomas, como
el Inventario de Depresión Beck o la Escala de Medición de la Depresión
Hamilton, que Leuchter utiliza para medir los síntomas, como la
irritabilidad o la pérdida de apetito. "Una mejoría de un 50% en estos
parámetros es bueno", aseguró Leuchter.
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