El doctor Arturo Roizblatt, psiquiatra de la
Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, comenta que en las
relaciones de pareja actuales es común que las personas convivan en vez
de casarse porque así establecen un vínculo “más libre”, que les
permite alejarse de las instituciones tradicionales.
El médico agrega que la satisfacción mutua como fin
último de una relación y la falta de compromiso, hacen que estas
uniones sean más frágiles que el matrimonio, ya que la pareja permanece
unida sólo hasta que el descontento los separa. “Claro que también hay
que considerar que para un grupo de personas, frecuentemente más
reducido, la convivencia se da con la misma sensación de deberes y
derechos que el matrimonio, sólo que sin papeles o compromisos
religiosos de por medio”, dice. El especialista añade que,
según un estudio realizado por él en el Departamento de Psiquiatría y
Salud Mental Oriente donde se desempeña, las personas con más de 25
años de matrimonio que fueron consultadas sobre las fuentes de
satisfacción más importantes de su relación amorosa enumeraron, entre
otras, el amor, la confianza y la lealtad. “En la ocasión
también les preguntamos cuáles eran las razones por las que habían
permanecido juntos, ante lo cual mencionaron que el matrimonio es un
contrato para toda la vida, que se sentían responsables por la pareja y
los hijos, que profesaban el mismo credo o tenían concepciones
similares del mundo, que se llevaban bien con la familia de origen del
cónyuge y con sus amigos y que habían sido capaces de resolver las
crisis internamente”, resalta el doctor Roizblatt. El médico
recuerda que por mucho tiempo los matrimonios fueron concebidos como
contratos o acuerdos que no necesariamente debían proporcionar
felicidad a la pareja, sin embargo, con el paso del tiempo el amor fue
considerado como prioritario y, más tarde ocurrió lo mismo con el
compañerismo. En el último tiempo, según explica el psiquiatra, se está
valorado el derecho a la individualidad, que muchas veces produce roces
en la unión de pareja. “Para que el matrimonio sea perdurable
y satisfactorio, según se ha demostrado en varios estudios, es muy
positivo hacer prevención desde la etapa escolar, ello se logra
enseñando a las personas a enfrentar y discutir sus problemas.
Asimismo, los talleres prematrimoniales y el uso de cuestionarios que
permiten detectar los factores protectores y de riesgo, ayudan a que la
pareja trabaje individualmente y en conjunto en pos de una buena
relación”, apunta el académico. En cuanto al divorcio, el
médico señala que las consecuencias más negativas de una separación
muchas veces tienen que ver con la forma inadecuada de llevarla a cabo,
más que con el hecho mismo de terminar con el vínculo y, por lo mismo,
los efectos negativos, se pueden prevenir.
Curso Sobre éste y otros temas
se ahondará en el curso Terapia de Familia y Pareja del Siglo XX para
el Siglo XXI, organizado por el Departamento de Psiquiatría y Salud
Mental Oriente de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, el cual se
efectuará entre el 18 y 19 de octubre. En la actividad,
dirigida por los doctores Julia Acuña y Arturo Roizblatt, participará
el profesor chileno-alemán Kurt Ludewig, quien se ha destacado por su
trabajo innovador en teoría clínica. Entre los temas que se
abordarán se incluyen: Terapia sistémica en Europa ¿Qué hay de nuevo?;
Matrimonio, divorcio y familia en el siglo XXI; ¿Crisis de adolescentes
o crisis de familias?; De lo subjetivo a lo intersubjetivo; La
imposibilidad de enseñar terapia familiar y de pareja en el siglo XXI:
una perspectiva sistémico constructivista rigurosa; trauma y sistemas
terapéuticos y Estudios de salud mental y familiar en la U. de Chile. La
actividad se impartirá a partir de las 8.30 horas en el Salón Rojo de
Medicina Experimental, ubicado en Avenida Salvador Nº 486, Providencia.
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