La detección de estas cardiopatías en el embarazo permite tanto la
preparación de los padres como la planificación del parto y atención
neonatal acorde a las circunstancias. El diagnóstico prenatal más el
tratamiento neonatal adecuado pueden hacer la diferencia entre la vida
y la muerte del recién nacido, o al menos puede mejorar su pronóstico.
Sin
duda el saber tras un control prenatal que el niño en gestación ya
tiene su corazón con anomalías es una noticia ingrata para la madre,
pero aún así es mejor conocer antes esta delicada afección que
enterarse recién tras el parto que el esperado hijo nació con una
cardiopatía congénita.
Entendidas las cardiopatías congénitas
como aquellas malformaciones del corazón ya presentes en el niño al
momento de su nacimiento, se debe precisar que en la mayoría de ellas
no se ha podido determinar con certeza su causa.
“Existen una
larga lista y variedades de cardiopatías congénitas, y en la mayoría no
existe una causa identificable que explique el por qué se produjo, sino
que más bien se deben a errores en el desarrollo en etapas muy
iniciales del embarazo. Eso mismo explica que la mayoría de ellas no
tiendan a repetirse en caso de que la madre vuelva a embarazarse. Son
pocos los casos en los cuales existen por ejemplo problemas genéticos
que expliquen la ocurrencia de una malformación cardiaca, como el caso
de algunos síndromes genéticos como el Di George, o niños con Síndrome
de Down que con mayor frecuencia tienen problemas cardiacos
congénitos”, comenta el médico Cristián Belmar, gineco-obstetra del
Departamento de Obstetricia y Ginecología UC. En Chile estas
anomalías cardiacas son preocupantes, pues constituyen la principal
causa de muerte neonatal precoz, junto a prematurez y muerte súbita.
Uno de cada cinco niños que se muere en el primer mes de vida es por
causa directa de alguna cardiopatía congénita, ocho de cada mil nacidos
vivos tienen esta malformación y la mitad de estos casos corresponden a
cardiopatías severas.
El cardiólogo pediatra de la UC, Felipe
Heusser, recuerda que antes en el país los niños morían de diarrea,
desnutrición, o bronconeumonía. “Hoy siendo pocos los menores que
mueren, la mayoría fallece dentro de los primeros 28 días, siendo las
malformaciones cardíacas o del sistema nervioso central una de las
principales causas. Sobre estas últimas es poco lo que se puede hacer a
diferencia de las cardiopatías, que pueden en su mayoría ser sometidas
a tratamiento”, señala el especialista.
La probabilidad promedio
de sobrevivir con una calidad de vida aceptable tras el tratamiento a
una malformación cardiaca es superior al 95%, comenta el cardiólogo
pediatra de la UC. “Sin embargo, cuando este tipo de mal no se trata a
tiempo la mortalidad es altísima”, acota.
Son cerca de 40 los
tipos de cardiopatías congénitas, algunas menos complejas y otras
graves que incluso ameritan la intervención quirúrgica del niño al poco
tiempo de nacer.
Por ello es que resulta necesario el hallazgo
precoz de estas anomalías cardiacas en los controles ecográficos de la
embarazada, con personal médico y técnico capacitado para este
diagnostico prenatal.
“En términos prácticos se está
entrenando a todos los médicos y personal de medicina materno-fetal,
para que en el examen que hacemos entre las 11 y las 14 semanas y entre
las 20 y 24 semanas examinen con detalle el corazón de acuerdo a los
lineamientos que planteamos en la Sociedad Internacional de Ultrasonido
en Obstetricia y Ginecología, ISUOG. Estos lineamientos contemplan un
examen básico y otro extendido. Lo que pretende es mirar el corazón en
sus cuatro cavidades”, señala el médico Hernán Muñoz, miembro del
directorio de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología.
El
examen rutinario en cuestión, indica en tanto el doctor Heusser, además
de arrojar si se presentan normales las cuatro cavidades del corazón
(dos aurículas y dos ventrículos), también muestra las condiciones de
la salida de las arterias desde el vital órgano.
“Ha habido
preocupación tanto a nivel médico, como entre las autoridades del
Ministerio de Salud por difundir la trascendencia de hacer más
exhaustiva la ecografía rutinaria del embarazo. Se han desarrollado
programas de diagnóstico prenatal para este tipo de enfermedad. Pero
creo que todavía hay mucho camino por recorrer en el sentido que aún
los resultados de estos programas son muy preliminares. Es decir,
debiera mejorar muchísimo la capacidad de diagnosticar estas
enfermedades prenatalmente”, precisa el especialista.
La
preocupación por el tema dentro de la Salud pública se aprecia también,
según el cardiólogo pediatra de la UC, por el hecho de haber
considerado a las cardiopatías congénitas dentro de las primeras
patologías que debían ser incluidas en el plan AUGE.
“Esto no sucedió por azar, sino porque lo que se busca es reducir aún más la mortalidad infantil”, advierte el doctor Heusser.
IMPORTANCIA DEL DIAGNOSTICO PRENATAL
“Esto
es importante, ya que las enfermedades no comienzan cuando el niño
nace, sino que in útero”, afirma el doctor Muñoz sobre la relevancia
del diagnóstico durante el embarazo.
Para poder mejorar el
pronóstico de estas anomalías resulta importante monitorear el corazón
fetal mediante el examen ecográfico del control obstétrico. Un
diagnóstico precoz permite determinar el tipo de malformación cardiaca
y derivar, de ser necesario, el parto a un centro hospitalario con la
infraestructura y personal adecuado para el monitoreo y eventual
operación del recién nacido. El tema se consideró en el plan AUGE, que
contempla la realización de screening mediante ecografía obstétrica
para detectar estas anomalías cardiacas congénitas, en especial
aquellas más severas que generan un complicado cuadro clínico del
recién nacido.
“El diagnóstico prenatal oportuno de estas
malformaciones nos permite la planificación de un parto acorde a esta
circunstancia, que requiere personal especializado y multidisciplinario
e infraestructura hospitalaria. Pacientes de este tipo requieren
centros de mayor complejidad, tanto en cuidados prenatales como
postnatales. Son pocos los centros en Chile que cuentan con experiencia
en cirugía cardiaca infantil, desde luego el del Hospital Clínico de la
UC es uno de los pioneros en Chile y en algunos casos el único con la
tecnología y experiencia suficiente para resolver problemas
específicos”, afirma el gineco-obstetra de la UC, Cristián Belmar.
Una
de las cardiopatías congénitas cuyos riesgos se reducen al mínimo si
hubo diagnóstico precoz durante el embarazo es la atresia pulmonar o
falta de comunicación entre el ventrículo derecho y la arteria
pulmonar.
Un dato revelador y preocupante para regiones, en
Chile hay sólo cuatro centros cardiológicos de alta complejidad y todos
están en Santiago.
Si el diagnóstico prenatal de cardiopatías
congénitas mejora o no la sobrevida de los recién nacidos es un dilema
que genera debate en la comunidad médica. Mientras algunos
especialistas concluyen que más bien puede mejorar el pronóstico en
ciertas cardiopatías mayores, el doctor Hernán Muñoz considera que el
diagnóstico prenatal es un asunto vital y decisivo.
“El tema
del no diagnóstico v/s el diagnóstico es de vida o muerte. Es así de
drástico porque en los países desarrollados los niños con diagnóstico
prenatal tienen una mejor sobrevida y una mejor calidad de vida”,
sostiene el miembro de la SOCHOG. Para el doctor Cristián Belmar,
especialista de la UC en medicina materno-fetal, el diagnóstico
antenatal de cardiopatías congénitas tiene dos utilidades
fundamentales; informar con oportunidad a los padres de esta
malformación, de modo que se preparen en lo emocional y en lo logístico
para recibir a un hijo con esas condiciones, y además otorgar al equipo
médico la información de la cardiopatía diagnosticada, para así
planificar los cuidados antenatales y neonatales para el niño con esta
afección.
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