Un estudio reveló que dormir la siesta por la tarde ayudaría a disminuir la presión sanguínea, un efecto benéfico que no se produciría descansando despierto durante el mismo lapso de tiempo.
"Es interesante que se produce una reducción importante en
la presión arterial durante el período de inicio del sueño
vespertino sólo cuando (la persona) se dispone para dormir",
dijo el doctor Greg Atkinson a Reuters Health. "Cuando las personas descansan en posición supina no se
observa la misma reducción en la presión sanguínea", agregó
Atkinson. Esta disminución de la presión estaría vinculada con la
menor mortalidad coronaria observada en las poblaciones del
Mediterráneo y de América Latina, donde las siestas son
comunes, explicó el equipo de la Liverpool John Moores
University, en Gran Bretaña. El informe fue publicado en The Journal of Applied
Physiology. Los investigadores evaluaron la función cardiovascular
(presión sanguínea, ritmo cardíaco y dilatación vascular)
mientras nueve voluntarios sanos, de 34 años en promedio,
pasaban una hora quietos, se reclinaban para descansar pero no
dormían o se acostaban para dormir. A todos los participantes se les restringió el sueño
nocturno a cuatro horas antes de cada prueba de sueño de
laboratorio. Durante las tres fases de sueño diurno, los investigadores
registraron disminuciones importantes en la presión arterial y
el ritmo cardíaco. En cambio, no se observaron cambios en la
función cardiovascular mientras los participantes permanecían
quietos o reclinados para descansar pero sin dormir. "Los resultados muestran que la reducción mayor en la
presión arterial se produce entre el momento de apagar la luz y
el surgimiento del sueño vespertino en sí", expresó Atkinson. Durante ese período del sueño, que dura 9,7 minutos en
promedio, la presión disminuye, mientras la dilatación de los
vasos sanguíneos aumenta más del 9 por ciento. "Hay un pequeño cambio en la presión sanguínea una vez que
el sujeto realmente se duerme", señaló Atkinson. Los expertos
hallaron modificaciones menores en la dilatación vascular
durante el sueño. Investigaciones futuras examinarán si quienes duermen
siestas son más propensos a realizar actividades por la mañana
y si el ejercicio matutino influye en la respuesta posterior de
la presión sanguínea a una siesta vespertina, concluyó el
autor.
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