¿Quién no ha sufrido en algún momento de su vida de esas desagradables escamas minúsculas de caspa que caen sobre los hombros?. De hecho, la dermatitis seborreica o caspa, que principalmente es causada por un hongo, afecta a más de 50% de la población humana.
Y ahora, un equipo internacional de científicos logró completar el genoma del Malassezia globosa, que no sólo es causante de la caspa sino de otros trastornos de la piel en el ser humano.
El conocimiento detallado del M. globosa, dicen los
autores del estudio publicado en las Anales de la Academia Nacional de
Ciencias de Estados Unidos (PNAS), podría conducir a tratamientos más
efectivos contra la caspa.
El hongo y otras cosas
"La dermatitis seborreica afecta principalmente a
personas con una predisposición genética", dijo a BBC Ciencia el doctor
Andrés Andrade, dermatólogo de la Clínica Lungavita en Colombia.
"El problema no es causado únicamente por el hongo, sino la susceptibilidad de la gente a padecer la enfermedad", agrega.
La caspa ocurre cuando se combinan tres factores: una
susceptibilidad genética a la respuesta inflamatoria, la presencia de
sebo en el cuero cabelludo y la presencia del hongo M. globossa.
Este hongo se encuentra de forma natural en la superficie de la piel de toda la gente, incluidos lo que no sufren caspa.
Se cree que en una cabeza humana puede haber en promedio hasta 10 millones de hongos.
El M. globossa, que está relacionado genéticamente a la
levadura, se alimenta de sebo, la sustancia grasosa producida por las
glándulas sebáceas de la piel.
El sebo, compuesto de grasa y de desechos de células
productoras de grasa muertas, actúa como barrera protectora y aislante
del cabello y piel, impidiendo que se sequen, se vuelvan quebradizos o
se agrieten.
El M. globossa, que no tiene capacidad de fabricar sus
propios ácidos grasos -que son esenciales para la vida- tiene que
depender del sebo humano para sobrevivir.
Lipasas
Fue hace sólo cinco años que científicos descubrieron que el M. globosa era la causa de la mayoría de los tipos de caspa.
Para codificar su genoma, los investigadores cultivaron
10 litros de hongos en un tanque, los congelaron en nitrógeno líquido y
los convirtieron en pequeñísimos fragmentos para extraer su ADN.
La investigación, patrocinada por la compañía Procter
and Gamble, encontró que el hongo -que es 300 veces más pequeño que el
genoma humano, con sólo 4.285 genes- produce unas enzimas llamadas
lipasas.
El hongo utiliza primero las lipasas para descomponer el sebo, creando un compuesto llamado ácido oleico.
Posteriormente penetra en la capa superior de la piel y
estimula una renovación más rápida que lo normal de las células de la
piel de personas susceptibles, lo que resulta en la caspa.
El contraataque
Los investigadores descubrieron que el hongo produce en
total ocho tipos de lipasa, junto con tres fosfolipasas, que utiliza
para digerir la grasa del cuero cabelludo.
Cada una de estas enzimas, podría, según los científicos, ser un posible blanco terapéutico para nuevos tratamientos anticaspa.
Ya existen champúes medicados que ayudan a controlar las infecciones fúngicas, pero no son 100% efectivos.
"Actualmente la enfermedad es controlable -dice el
doctor Andrade- y hay una buena respuesta a la mayoría de los
tratamientos, siempre y cuando la gente siga bien las indicaciones".
"Pero sin duda esta investigación ayudará muchísimo para
controlar este trastorno que padece gran cantidad de la población",
agrega.
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