El 96 % del tiempo, los bogotanos respiran un aire nocivo para su
salud. El martes es el peor día y la peor hora es entre las 10 y las 11
a.m. Puente Aranda, Kennedy y Fontibón, zonas más afectadas.
El estudio, realizado por el profesor Javier
Burgos, del Instituto de Estudios Ambientales (IEA) de la Universidad
Nacional, también subraya que el medio ambiente de la ciudad, en lugar
de mejorar, empeoró sensiblemente en los últimos dos años.
La
contaminación por material particulado ó PM10 (hollín, humo y polvo)
-nocivo para la salud porque estas microparticulas llegan a los
pulmones causando enfermedades respiratorias agudas- se incrementó un
46 por ciento, al pasar de una concentración máxima diaria de 105
microgramos por metro cúbico en el 2005, a 154, en el 2006.
Estos
resultados ponen a Bogotá en la deshonrosa posición de ser la tercera
capital de América Latina más contaminada por material particulado,
después de Ciudad de México y Santiago de Chile.
"Probablemente
estaríamos peor que Ciudad de México -dijo Burgos- si no fuera porque
Bogotá cuenta con unos pulmones como los cerros orientales, y tiene una
corriente de vientos que ayuda a dispersar el PM10".
El día y la hora peores
Burgos
atribuyó como causas del empeoramiento de la calidad del aire a tres
factores principales: la mala calidad del diesel, los fuertes incendios
forestales registrados en los cerros orientales y el grave deterioro de
la malla vial. Y es que según el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU),
el 54 por ciento de las vías de la ciudad está en mal estado.
Mientras
la norma internacional fijó como límite permisible para no dañar la
salud humana una concentración diaria de 150 microgramos por metro
cúbico de (PM10), en Puente Aranda ha llegado hasta 230. Incluso,
supera el tope establecido por la regulación de Bogotá, que es de 180
microgramos.
Burgos recordó que estudios de la Universidad de
La Salle y la Secretaría Distrital de Salud (SDS) señalan que el
aumento de 10 microgramos por metro cúbico en los niveles de
contaminación, conllevan a un incremento del 4 por ciento en el número
de consultas externas por enfermedades respiratorias agudas.
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