Ni dieta, ni ejercicio, ni evaluaciones genéticas. Nada mejor para
prevenir el cáncer que mantener en buena forma el sistema inmunológico
natural, de acuerdo con el descubrimiento realizado por científicos
estadounidenses, que publica hoy «Nature». Dirigidos desde la Escuela de
Medicina Washington de San Luis (Missouri), los investigadores han
demostrado que el sistema inmunológico puede mantener en estado latente
potenciales células cancerosas del organismo durante largos periodos de
tiempo.
Según los genetistas, que aseguraron haber hallado un
«mecanismo clave en la batalla contra el cáncer», las defensas endógenas
consiguen paralizar la expansión de células cancerígenas que, sin esa
protección, podrían esquivar la «vigilancia» inmunológica antitumoral. Los científicos utilizaron ratones de laboratorio para demostrar que el
sistema inmune del animal puede «lograr un equilibrio» y mantener bajo
control el crecimiento de un tumor durante semanas. Tras inducir
químicamente tumores con un potente veneno cancerígeno, algunos ratones
murieron de cáncer, pero los que sobrevivieron no presentaban evidencias
de tumores en crecimiento. Sin embargo, las células cancerosas en estado
latente seguían presentes en esos ratones aparentemente sanos. No
obstante, ese equilibrio vital, según advirtieron los científicos, puede
fallar súbitamente si se produce una bajada de defensas. La
sospecha de que el sistema inmunológico es capaz de lograr tal estado de
equilibro ha sido aceptada durante años por la comunidad científica, ya
que, a menudo, el cáncer latente se activa cuando, tras el trasplante de
un órgano, estas células son transferidas a pacientes con las defensas
bajas. Según los autores, el nuevo descubrimiento podría explicar también
por qué muchas veces se detectan células tumorales prostáticas en
pacientes que no presentan síntomas de cáncer, algo bastante común. Además de los indeseables efectos secundarios de la quimioterapia
inmunosupresora y la radiación -alopecia, anemia, fatiga, náuseas,
infecciones, falta de plaquetas en la sangre, etcétera-, los tratamientos
convencionales no impiden a las células tumorales inactivas escapar al
control inmunológico. Los científicos confían en que este hallazgo dé pie
a terapias que, en vez de erradicar el tumor quirúrgicamente, logren
intensificar el equilibrio inmunológico para limitar su crecimiento. En un comentario que acompaña el artículo, Cornelis Meief, de la
Universidad de Leiden, en los Países Bajos, alerta de los efectos
negativos que puede tener combatir el cáncer con tratamientos basados en
quimioterapia inmunosupresiva o irradiación.
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