1.
Trata un tipo de enfermedades cuyo diagnóstico es inmediato en la
mayoría de los casos, en contraposición con la medicina interna, en la
que el diagnóstico correcto constituye un problema complicado.
2. Debido a la rapidez del diagnóstico no se utiliza mucha tecnología
de apoyo; en raras ocasiones se requieren análisis de laboratorio y de
gabinete. La placa radiográfica es la ayuda más importante y está a
disposición en cualquier consultorio dental.
3. El pronóstico evolutivo del padecimiento es unívoco en la mayoría de
los casos, por lo cual no existe el gran margen de incertidumbre de
otras ramas de la medicina.
4. Por lo general, la estructura anatómica afectada y el daño están
directamente a la vista, lo cual conduce a una equivocada comprensión
de la naturaleza real del problema que se enfrenta.
5. Las maniobras terapéuticas se llevan a cabo a escala macroscópica
con instrumentos empleados en forma directa, sin más ayuda óptica que
una buena fuente de iluminación.
6. Comúnmente las maniobras terapéuticas no implican riesgo alguno para
la vida del paciente y los efectos iatrogénicos sólo se manifiestan a
mediano o largo plazo. Sin embargo, la aparición del SIDA ha modificado
esta realidad de manera indirecta debido a que es inevitable la
naturaleza ligeramente cruenta de muchas manipulaciones.
Estas seis características hacen
que, lamentablemente, el aprendizaje de la odontología se considere
restringido a la adquisición de un conjunto de habilidades técnicas y
destrezas manuales, para lo cual casi no interesa conocer el fundamento
científico de las mismas, pero sí contar con una práctica repetitiva
muy prolongada y realizar un gran número de tratamientos, aunque esto
vaya en detrimento del análisis previo y la evaluación de resultados.
De hecho, la mayoría de los estudiantes se incorpora de manera
clandestina y precoz al ejercicio profesional porque piensa que lo
principal que le brinda la institución educativa es la oportunidad de
practicar en pacientes, y en cuanto consigue los suyos, decide
emprender un autoaprendizaje sin la supervisión de los profesores.
Para muchos cirujanos dentistas,
el posgrado es visto como la posibilidad de profundizar en el terreno
de la práctica en pacientes. De ahí la gran demanda en ciertas
especialidades y la competencia anual de muchos odontólogos por las
plazas. A este nivel la deserción es casi nula.
No obstante, cuando se trata de ahondar en los fundamentos de la
odontología la situación cambia radicalmente. El porcentaje de
egresados de las especialidades rebasa con mucho a las maestrías y los
doctorados.
Se piensa que la investigación en
odontología debe estar a cargo exclusivamente de odontólogos, lo cual
es un error. Primero porque se necesitan ciencias básicas cuyos
especialistas pueden haberse iniciado en diversas licenciaturas, y
segundo porque el problema es que los estudiantes no están interesados
en los problemas científicos.
La obsesión por efectuar una gran
cantidad de tratamientos en el menor tiempo posible propicia que un
estudiante atienda un número desmesurado de pacientes, aunque para
hacerlo deba sacrificar el entendimiento y la documentación precisa del
caso. Lo peor es que, al terminar el semestre, se canaliza al paciente
con otro estudiante y se le deja de ver sin saber cómo siguió
evolucionando, lo cual contraviene un precepto clásico de la medicina
que dice: “existen enfermos (es decir, individuos enfermos) antes que
enfermedades (que son categorías esquemáticas, generalizaciones)”.
Resulta fácil comprobar la falta
de seguimiento del paciente. Basta con inspeccionar los expedientes
clínicos. En éstos se constata que para el estudiante de odontología
hacer anotaciones es casi una obligación burocrática y el estudio o
discusión colectiva del expediente es algo excepcional.
La documentación clínica
convencional o el expediente clínico suele ser pobre y en cambio existe
una notable preferencia por la documentación fotográfica y modelos
dentales, los cuales sirven para el registro personal, pero se carece
de una memoria colectiva cuando el estudiante se marcha, ya que se
lleva consigo la información.
El entrenamiento repetitivo, pero
poco reflexivo se propaga desde las universidades hacia los demás
centros de enseñanza de odontología. En algunas instituciones privadas
un solo estudiante atiende hasta 120 pacientes en un semestre, y los
ingresos extraordinarios que genera así la escuela exceden en mucho la
colegiatura que pagan los alumnos.
Posiblemente la situación actual
de la odontología tenga bastante analogía con la que existía en la
medicina hacia la mitad de los años 40, cuando se fundaron en México
dos grandes institutos: Cardiología y Nutrición, los cuales cambiaron
la forma de erigir una sólida estructura de investigación básica que
fundamentara la investigación clínica y la práctica asistencial al
traer especialistas con diversas formaciones, crear ámbitos
interdisciplinarios, ofrecer garantías para su trabajo y establecer la
dedicación exclusiva como norma para los investigadores básicos.
Otro cambio trascendental de los
institutos, ahora imprescindible para la odontología, fue constituirse
en un verdadero centro de asistencia piloto, de excelencia y con alto
grado de respaldo académico en lugar de un hospital más o un simple
organismo asistencial con gran movimiento de pacientes.
Lo ideal es que se atiendan casos
seleccionados en una cantidad que no rebase cierto límite, que permita
estudiarlos, tratarlos y evaluarlos con detenimiento para asegurar que
la habilidad técnica se adquiera junto con el conocimiento teórico.
También resulta imprescindible jerarquizar el estudio de los pacientes
a lo largo del tiempo, para lo cual se debe inculcar el hábito de
escribir y leer el expediente clínico.
Es necesario instruir al
estudiante sobre la relación médico- paciente prolongada y responsable.
Asimismo, es recomendable que la enseñanza en la licenciatura tenga un
eje longitudinal único constituido por la clínica y materias básicas y
especializadas que apoyen la práctica cotidiana, enfatizando los
fundamentos científicos de ésta, pero sin forzar.
En un estudio publicado en la
Universidad Nacional Autónoma de México por la Dirección General de
Planeación, 99% de los estudiantes y recién egresados opinó que la
dosis de práctica/fundamentos era buena en la Facultad. Pero a medida
que esos mismos profesionistas comienzan a ejercer la odontología y
consolidan una experiencia, se lamentan de que la Facultad debió
haberles dado una formación científica más sólida y actualizada. En
síntesis, se puede señalar que las insuficiencias académicas se reducen
a pocos, pero decisivos factores:
a) Enseñanza técnica sin una adecuada fundamentación científica.
b) Asistencia que sólo considera al paciente de manera ocasional y como simple objeto de entrenamiento.
c) Poca investigación debido a que no es considerada una necesidad real.