Las células madre sanguíneas son parte del sistema inmune |
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Diario Médico
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Monday, 03 de December de 2007 |
Las células troncales hematopoyéticas parten de la médula ósea hacia el torrente sanguíneo hasta llegar a órganos como el hígado o el pulmón, donde participan en la defensa inmunológica del organismo. Este es el periplo que ha descrito un grupo de científicos de la Universidad de Harvard en Cell y que atribuye a las células madre sanguíneas de función inmune. El hallazgo podría originar un nuevo enfoque en el tratamiento de las enfermedades infecciosas.
Ninguna célula madre se entiende mejor que las hematopoyéticas. Estas
escasas células consiguen escapar de la médula ósea para renovar todo
el sistema sanguíneo y son la clave del éxito de los trasplantes de
médula ósea. Sin embargo, su función es mucho mayor de lo que se
pensaba, según ha puesto de manifiesto un trabajo que se publica hoy en
Cell.
Ulrich von Andrian, profesor de Patología de la
Universidad de Harvard, ha hallado que las células madre
hematopoyéticas pueden viajar de la médula ósea a través del sistema
sanguíneo y alcanzar órganos viscerales donde se dedican a realizar
misiones de reconocimiento en busca de invasores patógenos. En cuanto
localizan a uno de esos invasores, estas células organizan una defensa
al promover la producción de nuevas células inmunes como las
dendríticas y otros leucocitos.
"Esta función cambia la
perspectiva de las células troncales sanguíneas", asegura el autor
principal del estudio. Durante casi cinco décadas los científicos han
observado que las células hematopoyéticas abandonaban la médula ósea
para dirigirse al torrente sanguíneo, pero por primera vez se dota de
sentido a su viaje por la sangre.
Para llegar a esta conclusión
el equipo de Von Andrian ha extraído muestras de linfa del ducto
torácico de ratón. En ellas descubrieron la presencia de una población
mínima de unas células que, tras un estudio exhaustivo, se
identificaron como células troncales sanguíneas. Los ratones de los que
se extrajeron las células estaban manipulados genéticamente para que
éstas pudieran identificarse con marcadores fluorescentes bajo el
microscopio, como ocurrió; los investigadores pudieron comprobar de
esta forma que las células habían estado antes en órganos como el
hígado, el corazón y los pulmones.
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