De las 380.000 operaciones de cirugía que se llevan
a cabo en España unas cien mil se hacen en Andalucía y según se estima
porque no hay datos ciertos el 10 por ciento de ellas son a
adolescentes menores de edad. Ante estos datos que indican que en los
últimos años ha habido un 'crecimiento exponencial' de este tipo de
intervenciones quirúrgicas, la consejera de Salud, María Jesús montero,
presento las estrategias que ha planeado su departamento y que incluyen
la publicación de un decreto para regular las operaciones de estética a
menores de edad, que entre otras cosas no podrán ser intervenidos sin
que un psicólogo ajeno a la clínica de estética informe favorablemente
sobre la madurez del menor para enfrentarse a esa operación y sus
secuelas.
Montero explicó el auge de este tipo de operaciones
no sólo en las nuevas técnicas que permiten mejores resultados sino
también en campañas de publicidad que establecen una relación causa
efecto entre el físico y el éxito. En este sentido, la consejera
anunció que además del decreto regulador que preparan se han dirigido
al Consejo Audiovisual de Andalucía para que esté especialmente
vigilante y se está trabajando con los profesionales del sector y con
los empresarios para lograr que se autorregulen con un código ético que
impida determinadas prácticas.
Así pues
en la estrategia elaborada por Salud habrá un decreto con obligaciones
concretas que cumplir y sanciones para quien no lo haga y otras
campañas y actuaciones encaminadas a orientar a los menores y sus
padres y a lograr la colaboración de las empresas y los profesionales.
En
el campo de lo obligatorio entra el informe psicológico previo que se
indica que debe de ser firmado por un profesional independiente del
profesional o la clínica que vaya a realizar la intervención. Ese
informe debe de determinar el grado de madures del menor de edad y
sobre todo descartar desórdenes que contraindiquen la intervención
especialmente los relacionados con trastornos de la imagen corporal
(anorexia, bulimia...). El informe del psicólogo si es negativo a la
operación deberá ser obligatoriamente tenido en cuenta por el cirujano.
En
este sentido, la consejera de Salud alertó de que entre los
adolescentes los riesgos de las operaciones de cirugía estética son
mayores que en los adultos en todos los nieves: en el físico porque al
estar en fase de crecimiento puede haber alteraciones que obliguen
luego a una segunda operación; y en el psicológico porque el menor no
sea capaz de asumir su nuevo aspecto o de adaptarse al cambio. La
consejera también recordó que las operaciones de estética, aunque no
siempre se dice tienen riesgos: la tasa de efectos secundarios es del 5
por ciento, y una de cada 10 personas que se opera tiene secuelas
permanentes. También destacó que aunque la mortalidad es baja 'es
importante en cuanto que son operaciones a personas que estaban sanas'.
Otra
condición inexcusable que impondrá el nuevo decreto es que el
consentimiento informado que ha de firmar el menor o sus padres, según
los tramos de edad, no podrá ser un texto generalista como son
habitualmente los que se presentan a los pacientes con datos globales
sobre los posibles efectos secundarios o secuelas de la intervención en
concreto, sino que tendrá que incluir datos sobre el índice de éxitos o
fracasos de esa clínica en concreto y en ese tipo de operación en
concreto.
Además, las clínicas estarán
obligadas a enviar a Salud anualmente un informe exhaustivo con el
número de operaciones realizadas y tasas de éxito así como con los
medios de que disponen (quirófanos, salas de despertar, unidades de
reanimación, así como de profesionales titulados y un registro
actualizado de la plantilla). Estos datos se incluirán en un registro
que los usuarios podrán consultar.
La
opinión de los menores a la hora de someterse a una de estas
operaciones será tenida siempre en cuenta aunque con más o menos valor
jurídico según tramos de edad. Así, a los mayores de 16 años ya se les
reconoce la capacidad de firmar el consentimiento informado y decidir
sobre su salud, aunque se debe informar a los padres o tutores también
y tener en cuenta su opinión. Entre los 12 y los 16 años, es al revés,
aunque los menores puede también otorgar el consentimiento se requiere
obligatoriamente la autorización de los padres. Por debajo de los 12
años, el consentimiento lo tienen que dar los padres.
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