Un tratamiento con un fármaco experimental –tesamorelin- mejora en parte los síntomas de la lipodistrofia, un trastorno que se caracteriza por una distribución irregular de la grasa en los pacientes con VIH. El producto, un factor liberador de hormona del crecimiento, es capaz de reducir un 15% la grasa de la zona del abdomen. Sin embargo, aún se tiene que evaluar sus beneficios y contraindicaciones a largo plazo.
El trabajo, llevado a cabo por investigadores del Hospital General
de Massachusetts (MGH) y de la Universidad McGill y financiado por
Theratechnologies, la compañía que fabrica el medicamento, se realizó
con 412 pacientes con el virus del sida. De ellos, 275 recibieron una
inyección subcutánea al día de tesamorelin durante 26 semanas, mientras
que 137 participantes tomaron un placebo.
A los seis meses, los investigadores midieron el tejido adiposo de
todos y observaron que la grasa visceral -la que se genera alrededor de
las vísceras y produce las malformaciones más visibles alrededor del
abdomen- disminuyó en un 15,2% en el grupo que había recibido el
fármaco, frente al aumento del 5% que experimentaron quienes tomaron
placebo. Por el contrario, la grasa subcutánea se incrementó en ambos
grupos, un 0,4% y un 1,7% respectivamente. Los resultados se publican
en la revista 'The New England Journal of Medicine'.
"Además, el medicamento también mejoró los niveles de los lípidos (triglicéridos y HDL)", indica a elmundo.es Steven Grinspoon, del MGH y uno de los autores. "Al reducir este tejido adiposo contribuimos a disminuir el riesgo cardiaco que conlleva la acumulación de grasa en esa zona", añade.
Tras estos hallazgos, 315 de los participantes entraron en una fase
extendida de la investigación, en la que 204 recibieron la inyección
del fármaco y otros 111 el placebo, para comprobar que los efectos se
mantienen con el paso del tiempo. "El siguiente paso es que confirmemos
los resultados en un estudio en fase III", señala Grinspoon.
El papel de la hormona de crecimiento
Aunque la terapia con hormona del crecimiento se utiliza normalmente
para mejorar la masa muscular y ósea en pacientes con déficit de esta
hormona por un tumor en la pituitaria o por exposición a radiación,
también está aprobada por la Agencia Estadounidense del Medicamento
(FDA) –no así por la Agencia Europea (EMEA)- para mejorar la masa
muscular en pacientes seropositivos.
No obstante, este fármaco experimental no está aprobado aún por ninguno de los organismos. Según afirma Grinspoon, "necesitamos estudios a más largo plazo para confirmar su seguridad". Joan Fontdevila, especialista en cirugía reparadora en pacientes seropositivos del
Hospital Clínic de Barcelona, señala que "los problemas que tenían
hasta ahora las investigaciones con hormona del crecimiento eran los
efectos secundarios que provocaba, como el aumento del azúcar en sangre
y retención de líquidos, por ejemplo".
"Lo que hemos hecho con tesamorelin es administrar una hormona que
libera hormona del crecimiento y de esta manera evitamos en parte las
complicaciones", explica Grinspoon. De hecho, en el estudio los efectos
secundarios fueron similares en los pacientes que tomaron el fármaco y
en los del grupo control.
Sin embargo, un editorial que acompaña a la investigación recoge que
"aún no está claro si la hormona del crecimiento o los fármacos
liberadores de hormona del crecimiento encontrarán un hueco en el
arsenal terapéutico de estos pacientes". Antes, quedan muchas
cuestiones por resolver, entre ellas "evaluar bien los riesgos, saber
si mejora la calidad de vida de los pacientes o averiguar si hay que
variar las dosis según el perfil y la edad del paciente".
La lipodistrofia es uno de los principales efectos secundarios de la terapia antirretroviral
y afecta aproximadamente al 50% de los seropositivos en España. En la
actualidad, prácticamente la única solución para este trastorno es
quirúrgica.
Según explica Fontdevila, los cambios corporales que lleva aparejada
la terapia antisida pueden ser de tres tipos: "lo que denominamos atrofia y que se caracteriza por la pérdida de grasa en la cara, los glúteos y las extremidades o los acúmulos de grasa, principalmente en el abdomen y la espalda. En algunos pacientes se dan las dos situaciones a la vez".
Todos estos síntomas hacen que, muchas veces, el paciente se sienta
a disgusto con su propia imagen y, como consecuencia, que decida
abandonar el tratamiento. "Lo que más les preocupa es la cara, que se
puede solucionar con cirugía plástica, y también el problema de los
glúteos que les impide sentarse y vestirse con normalidad. En este
último caso se puede poner una prótesis, aunque en los pacientes muy
delgados se nota", señala el experto del Clínic.
"Para las zonas de acúmulo se pueden realizar liposucciones y
podemos extraer la grasa subcutánea con cirugía, pero no así la
visceral. Para esta última lo único que se puede hacer en la actualidad
es deporte y ajustar muy bien el peso", continúa el doctor Fontdevilla.
Según él, "hay fármacos en investigación que prometen, pero los
pacientes con lipodistrofias no quieren esperar, necesitan una solución
para su problema que tenga efectos inmediatos".
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